“El orgullo y el querer se pelean en mi mente. Una guerra sin cuartel, donde no existe la muerte, solo existe la mujer”… Ya lo dijo Camarón; la mujer ha sido la base de la vida en todos los aspectos posibles, y en esta ocasión reivindicamos su papel en el flamenco. En este espectáculo único se mezclan la semilla de la juventud flamenca con la esencia más pura del arte, el cante y el baile representados por un único género, la mujer. Dando paso a sus mejores legados, la diosa del baile flamenco depositará en las manos y los pies de sus hijas una escuela de la que es el último y más importante eslabón, la de la escuela ortodoxa.

Gitana de raza y definida por los expertos como una de las bailaoras más grandes de todos los tiempos, Manuela Carrasco ha cumplido cincuenta años subida a los escenarios más prestigiosos del todo el mundo. Emblema de Andalucía y España, a lo largo de su carrera ha trabajado con los más grandes nombres del flamenco, genios de su generación.

Ha participado en los más prestigiosos festivales flamencos a nivel nacional e internacional y su trayectoria ha sido reconocida con importantes galardones, como el Premio Nacional de Baile Pastora Imperio, el Premio Internacional de Baile en San Remo (Italia) y el Premio Nacional de Danza que obtuvo “por su aportación esencial al baile flamenco y por haber hecho desde la profundidad de este arte un lugar de encuentro con otras culturas”. En su labor entorno al arte flamenco ha colaborado en las películas de Carlos Saura Sevillanas (1992) y Flamenco (1994); y en el film Y Sevilla (1992) de Eduardo Rodríguez.