Tres personas viven en mitad del caos que gira hasta marearlos pero que, por situaciones de la vida lo han convertido en su hogar. Este es su lugar en el mundo, y aunque por momentos, quieran escapar lejos y huir, el destino y sus propias decisiones lo convierten en el mejor sitio del mundo.

Esta es la danza de las personas que respiran aún sabiendo que el aire está sucio, de las que suspiran, de las que están solas, de las que anhelan, de las que sufren, callan y esperan, de las que inventan, de las que tienen que montar un circo para poder acercarse, cada día, un milímetro más al horizonte, cada cual el suyo. La danza de la gente que sobrevive haciendo de la vida un arte. Y es que todas hacemos equilibrios a fin de mes, todas sudamos, todas cuidamos y queremos que nos cuiden. A todas nos emociona ver nacer a nuestro hijo o hija y acompañar sus primeros pasos. Todas nos alegramos cuando sentimos que alguien querido es feliz y nos entristecemos cuando una desgracia se ceba contra quien no lo merece, todas, sin distinción de raza, género o ideología.