Clasificar, registrar y archivar la memoria no deja de ser un acto típicamente humano de consecuencias históricas, éticas, políticas y jurídicas que implica cierta discriminación. Esa labor, convertida en una “necesidad” institucionalizada de “registrarlo todo sin resto, sin que nada se pierda”, ha sido denominada por Derrida como “Mal de archivo”.

La vida de los museos e instituciones culturales se recoge según parámetros estandarizados en éstos repositorios cuya naturaleza material atraviesa, desde hace un tiempo, una crisis fundacional que está obligando a replantear los métodos de archivo, los modos de consulta y el sentido de acceder físicamente a los documentos: de los armarios compactos a la nube, de los índices a los buscadores web y de las estancias de investigación a la consulta desde un ordenador portátil. En definitiva, del obsoleto legajo al mágico gigapixel.

La propia idiosincrasia de los materiales archivados también es mayor y más variada: archivos sonoros, videográficos, digitales, entre otros, que plantean un reto para dilucidar cual es hoy la razón de ser del archivo, así como la labor de su conservación.

A modo de foro de intercambio profesional y para conocer de la mano de los expertos cual es la situación en España, este seminario ofrece un acercamiento a dos realidades complementarias: archivos materiales y los inmateriales, con el objetivo de poner en valor y descubrir algunas de las experiencias más punteras en el panorama nacional.