"Toda obra "clásica" crece día a día ofreciéndonos facetas diferentes al compás de los cambios de la humanidad. ¿Qué dice a los espectadores de hoy este "drama de mujeres de los pueblos de España"? Pues incide en la posición de la mujer en la sociedad con sus techos de cristal, sus diferencias salariales y su indefensión física ante la violencia, provenga de donde provenga.

Bernarda representa, sin ser consciente o siéndolo demasiado, la autoridad, el manejo del poder económico, el orden establecido. La historia de Bernarda y sus hijas tiene raíces profundas, retorcidas, de origen lejanísimo, perpetuadas por quién sabe qué oscuros intereses. Un origen ancestral que se sustenta en el miedo. Bernarda teme que todo cambie y que ese cambio le haga perder su aparente e impuesta entidad; teme no saber qué hacer con una auténtica esencia vital que la desequilibre, y por eso, mantiene a fuego las normas con las que la educaron. ¿Pueden actualmente nuestros ancestros continuar devorándonos?"