Los cementerios en el siglo XXI se consideran museos al aire libre y el interés por preservar el arte funerario va en aumento. ¿Qué razones invitan a las personas a descubrir estos lugares intramuros? ¿Qué secretos esconden? Para muchos, no hay nada más solitario y triste que un cementerio, sin embargo, también puede ser un espacio para la historia y el arte, para la curiosidad y el buen humor. Son cultura, parte integrante de la ciudad y de la vida. Fascinantes y sobrecogedores, solitarios y misteriosos, los cementerios cuentan muchas historias apasionantes… sus tumbas inquietantes, absurdas o románticas; sus epitafios amenazadores, insólitos o desternillantes… atrapan a aquel que los recorre, que nunca más podrá verlos con los mismos ojos.

Atención a la siguiente frase: Os espero tomando un vino, no tengáis prisa. Podría ser un mensaje de WhatsApp de alguien que ha llegado el primero a una quedada de amigos… Pero no. Su autora se llama Eugenia Gutiérrez García. Y es su epitafio. El ramito de violetas del cementerio inglés de Málaga, la pionera María del Carmen Hernández Espinosa de los Monteros, el cráneo perdido del maestro Goya o la posible conspiración en torno a las esquelas de Elenita son algunas paradas en este viaje que propone La Térmica por las ciudades de piedra. Y es que, serán vidas enterradas, pero ni mucho menos olvidadas y, sin duda, merece la pena recuperarlas.