Esta exposición recoge un centenar de trabajos que marcaron el rumbo del diseño gráfico desde su nacimiento hasta nuestros días. La muestra representa una selección de algunos de los proyectos más relevantes contenidos en “The History of Graphic Design vol. 1 y 2”, libros editados por Taschen en 2017 y 2018 respectivamente. Estos volúmenes ideados por Jens Müller y Julius Wiedemann comprenden el estudio más exhaustivo sobre la historia de la profesión publicado hasta la fecha. Una recopilación que representa un reconocimiento tardío a la enorme contribución que el diseño gráfico ha hecho a nuestra forma de ver el mundo.

En las paredes de esta sala podemos ver obras de estilos tan dispares como el art nouveau, el art déco, el constructivismo, el movimiento moderno de EEUU o el estilo tipográfico internacional suizo. Carteles, portadas de revistas, logotipos, sistemas de iconos, ilustraciones, infografías, packagings y carátulas de discos de autores tan dispares como Alfons Mucha, Edward Johnston, Aleksander Ródchenko, Saul Bass, A. M. Cassandre, Alvin Lustig, Massimo Vignelli, Paula Scher, Shin Matsunaga, Ludwing Hohlwein, Bea Feither, Ramon Casas, David Carson, Stefan Sagmeister o Susan Kare.

Un recorrido que traza el desarrollo histórico de esta disciplina creativa desde sus primeras manifestaciones en el diseño de cartelería pasando por la publicidad, la identidad corporativa, el embalaje y el diseño editorial. Todo ello hasta desembocar en la elogiada transición de la era digital y su correspondiente revolución de herramientas, formatos y soportes.

Las funciones básicas del diseño gráfico y sus conceptos clave apenas han cambiado con el paso de los años, pero los diseños en sí están en constante evolución. Todos estos ejemplos están relacionados de forma inextricable con el lugar, la época y las circunstancias con las que se crearon en una profesión que siempre ha fluctuado entre las fronteras del arte, el comercio, la artesanía y la prestación de servicios.

Una disciplina todavía incomprendida pero que ha servido en numerosas ocasiones como fuerza motriz en temas políticos y sociales. El pasado ha demostrado también que la comunicación visual puede utilizarse tanto para buenos fines como para otros no tan buenos. Así, mirar al pasado puede resultar pertinente, estimulante e inspirador.