ambién presente en la exposición «De Miró a Barceló. Un siglo de arte español», la obra aquí reunida del escultor catalán Julio González (1876-1942) procede del Musée national d'art moderne de París. Junto con el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), el Mnam conserva la colección más rica de esculturas y dibujos del artista, proveniente en su mayoría de donaciones y legados de su hija, Roberta González, entre 1953 y 1978.

A lo largo del recorrido, descubrimos las grandes etapas de una carrera inicialmente centrada en el trabajo del metal, con los desnudos clasicistas y retratos figurativos de cobre repujado de las décadas de 1910 y 1920, o los relieves recortados y las primeras esculturas de hierro forjado y soldado. Estas obras preparan las grandes esculturas esquemáticas de los años 1930 que materializan su concepto de «dibujo en el espacio», profundizado durante su colaboración con Pablo Picasso entre 1928 y 1932.

Los dibujos preparatorios reunidos en torno a las esculturas permiten valorar el proceso técnico y la diversidad formal de las esculturas metálicas lineales, como Femme se coiffant I [Mujer peinándose I] de 1931 o L'Ange, L'Insecte, La Danseuse [El Ángel, El Insecto, La Bailarina] de 1935, y apreciar el dinamismo de las figuras metamórficas y líricas de finales de los años 1930.

Haciendo eco del primer Autoportrait [Autorretrato] al pastel de 1914-1918, los últimos autorretratos dibujados o grabados reflejan la personalidad, ascética y fuerte, de Julio González, considerado el padre de la escultura en hierro del siglo XX.