Un comienzo a capella con aire de jota, el recuerdo de una tonada asturiana y una letra inspirada en unas alegrías de Cádiz ponen a bailar la vulnerabilidad y la fuerza del mensaje en TEMPLE, primer EP de MARÍA DE LA FLOR. Cuatro canciones compuestas por la joven artista madrileña, maceradas con esmero y en las que se adivinan influencias del folclore hispano y latinoamericano, y suenan referencias de cantautores como Amancio Prada o Natalia Lafourcade.

TEMPLE está cocinado a fuego lento con la producción del músico Diego Galaz y acompañan a la voz de María la guitarra y mandola de Josete Ordoñez, las percusiones de Martín Bruhn, los contrabajos de Miguel Rodrigáñez y José Vera, el acordeón de Jorge Arribas y los coros de Anika y Álvaro Ayuso.

MARÍA DE LA FLOR es violinista, compositora y cantante, aunque el orden no importa. Si el violín ha sido su instrumento desde los tres años, en su voz hay una fuerza definitiva, un disparo de luz.

Melodías encantadas, sonoridades populares, canción y raíz. MARÍA DELA FLOR se sumerge en un universo en el que la música bebe de todas las fuentes para expresas una personalidad única.