A toda trascendencia sigue una noche oscura del alma. Bajo el lento transcurrir de las nubes, emerge el tumultuoso mar negro que lo invade todo. Sobre él baila Rocío Molina Al fondo riela, la antítesis de Inicio (Uno), el encuentro con Lo otro del Uno. “Lo que me acompaña sobre el escenario es mi ego y dos guitarras completamente diferentes. Eduardo Trassierra es armonía y complejidad técnica. Yerai Cortés es todo intuición y naturalidad. Al fondo riela es una pieza sobre el reflejo y la pérdida de la realidad, una obra donde salen todos mis fantasmas. Hay que pasarla y padecerla para llegar a la tercera parte que será una liberación”.

De riguroso negro, Molina se debate entre dos guitarras. Danza farruca, seguiriya, bulerías, soleá, en una lucha incesante con su propia imagen, con Lo otro del Uno, que la sumerge en las profundidades de todos sus miedos. La vanidad, la ambición, el orgullo, la soledad… pero, al fondo riela. Una luz trémula vibra al final de la infinita soleá, el negro se vuelve color. La liberación, la Vuelta a Uno, está cerca.