Por primera vez en sus 40 años de carrera Denzel Washington protagoniza una secuela. El filme elegido es The Equalizer 2 donde, de nuevo a las órdenes de Antoine Fuqua, vuelve a meterse en la piel del ajado y solitario justiciero Robert McCall. Y aunque este título, que llega a los cines españoles este viernes 10 de agosto, suponga una suerte de hito en su dilatada trayectoria, el dos veces ganador del Oscar asegura que no ha sentido en absoluto la "presión" de las expectativas que genera una secuela. Eso es, dice, "trabajo del director".

Durante su visita a Madrid para presentar The Equalizer 2, en la que ha estado acompañado por el propio Fuqua, Washington ha reconocido que el hecho de que también fuera la primera secuela para el director -con quien, además de The Equalizer, también ha rodado la aplaudida Training Day (2001) y el remake de Los siete magníficos (2016)- fue vital a la hora de aceptar este proyecto.

Eso sí, más allá de su gran relación con Fuqua, el actor subraya que la verdadera razón de ser de cualquier continuación es "el trabajo del guionista". "Yo siempre me acerco a una película desde el guión",matiza. "El único cambio es que éramos más viejos", dice entre risas para después reconocer que la "presión" de todo lo que supone sacar adelante una secuela recae más sobre el director, que es el compara la nueva película con la anterior. "Yo ruedo mi toma y me voy a mi casa. Él se queda ahí haciendo el resto del trabajo, comparando. Esa labor la hace el director, no el actor. Yo no me siento a ver qué hicimos en la primera y qué hemos hecho en la segunda. Hay más presión para el director", afirma.

Acción de la mano de Robert McCall

Los violentos correctivos y las grandes secuencias de acción siguen siendo las constantes en The Equalizer 2, pero con algunas novedades. Y es que en su segunda aventura, el solitario McCall "está más expuesto" tanto a su pasado, al que deberá hacer frente, como al mundo que le rodea. Robert ha cambiado, ha dejado atrás sus hábitos ermitaños y busca, dice el director, "estar más conectado con el resto del mundo".

Lo hace como conductor de un servicio de VTC. Allí, al frente del volante de su coche, habla con la gente, los observa, escucha sus problemas y, si está en su mano, los resuelve usando la violencia en caso de que sea necesario. "Es el trabajo ideal para él, porque puede ser invisible pero enterarse de los problemas de la gente. Es como un camaleón", afirma Fuqua que no descarta una tercera entrega de la saga con Robert repartiendo justicia a escala internacional. "Ese es mi sueño, ojalá sea así... podría ser en algún sitio de Europa, podríamos traerlo a España", dice entusiasmado el director.

Pero a pesar de esta evolución, lo que sigue sin cambiar en The Equalizer es el sentido del deber de su protagonista, que no puede quedarse de brazos cruzados ante una injusticia. "Es solo una película, no podemos pedirle mucho... pero esperemos que sirva de inspiración para cambiar las cosas que están mal, aunque no en la forma tan violenta en la que él lo hace", sentencia el actor.