La próxima edición de la Berlinale no se celebrará en febrero de 2021, como estaba programada, sino que se ofrecerá en un formato virtual en marzo, restringido a profesionales del sector, y luego pasará a una modalidad con público, en junio.

La dirección del festival de cine dio a conocer este nuevo concepto, después de que ya desde hace unas semanas las autoridades de la capital y ciudad-estado dieran por hecho que no podría tener lugar como evento presencial por la situación de la pandemia.

El evento paralelo a la muestra, el European Film Market (EFM), seguirá los mismos pasos.

Hasta ahora, la organización barajaba un segundo plan para celebrar el festival en abril, pero finalmente se ha descartado porque las instituciones públicas alemanas que lo financian no quieren comprometerse a unos costes que rozan los 30 millones de euros (unos 36 millones de dólares) -según Variety-, sin tener certeza de cuál será la situación entonces.

Entre otras razones, se esgrime que muchas salas de cine europeas esperan el arranque de la primavera para abrir sus negocios y no quieren alquilar sus espacios para eventos como este ante la hipotética llegada de grandes estrenos.

El Gobierno alemán ha decretado un endurecimiento de las medidas para contener la propagación del virus que incluye el cierre de escuelas y negocios no esenciales.

La Berlinale es uno de los principales festivales cinematográficos del mundo, y uno de los más tempranos, que anualmente acoge a películas e invitados de más de un centenar de países. El año pasado fue uno de los pocos que se organizaron en circunstancias normales, apenas unas semanas antes de que el estallido de la pandemia paralizara al mundo entero.

Otros encuentros, como el Festival de San Sebastián, la Bienal de Venecia o la Seminci de Valladolid se celebraron en verano y otoño con una edición que combinó el formato virtual con pequeños eventos en un aforo muy limitado y sin público, antes de que la segunda ola de casos volviera a cerrar Europa.