Acaba de hacer historia; el atleta sudafricano Wayde van Niekerk ha borrado de las listas el viejo récord mundial del estadounidense Michael Johnson establecido en 1999 en los 400 metros. Ha recorrido la distancia 43.03, nuevo récord del mundo.

Detrás de este hito y esta medalla se encuentra, como en todos los demás casos, un duro sacrificio y entrenamiento. Que la responsable de su rutina sea una abuela de 74 años llamada Anna Sophia Botha, convierte su historia en algo de lo más curiosa.

Botha fue velocista y saltadora de longitud en los años 50 y 60. Empezó a entrenar a Van Niekerk en 2013, cuando él se apuntó a la Universidad del Free State para estudiar marketing, donde ella era entrenadora. Desde entonces la carrera del nuevo plusmarquista no ha hecho más que crecer y ascender.

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Van Niekerk empezó en salto de altura pero enseguida se cambió a la velocidad; en cuanto Botha le conoció supo reforzar su musculatura y acabó especializándose en 400 metros, una prueba menos explosiva que la de 200.

El secreto de Anna Sophia es motivar a sus atletas para exprimir al máximo sus capacidades. En sólo dos años consiguió que el atleta sudafricano se convirtiera en campeón del mundo en 2015 con una marca de 43.48. Sin embargo, en los Juegos de Río Van Niekerk ha demostrado los frutos de su entrenamiento y no sólo ha logrado una medalla de oro sino que también ha acabado con más de 15 años de récord del mundo.