Opinión

'España huye de Estados Unidos'

Los discípulos de Scariolo entregan la medalla de oro a los americanos

España huye de Estados Unidos.

España huye de Estados Unidos. / EFE

Matías Vallés

Perder con Estados Unidos significa someterse a la normalidad del baloncesto, jugar un partido entero sin un punto de dos hermanos Gasol obliga a replantearse la confección y predisposición de la selección. La eliminación española se programó como un homenaje multitudinario al gigantesco Pau, la derrota parecía necesaria para lograr una despedida emocional, porque los sentimientos han desplazado a las victorias en la nueva era deportiva.

Perder con Estados Unidos es normal, huir de Estados Unidos produce cierto sonrojo. España acabó viendo jugar a los americanos, después de haberles arrancado un mordisco de diez puntos de ventaja a tres minutos del descanso. Claro que, así en deporte como en política, España es una generalización aventurada. Podría hablarse de Ricky y alguno más.

Finalizado el tercer periodo, 59 de los 63 puntos españoles correspondían a tres jugadores. Si se despoja a España de Ricky, Sergio Rodríguez y Hernangómez, se extiende un páramo reseco. Dentro y fuera, donde queda Ibaka y nada más. La derrota con Eslovenia tenía el precio de la eliminación en cuartos, la selección de Scariolo ha purgado sus dos victorias con otros tantos tropiezos.

Enfrente, la NBA ha suplantado el genio con la velocidad. La competición cimera ha recuperado interés tras años de hastío porque transcurre a mayor velocidad que el montaje de un videoclip, hasta un extremo que paradójicamente dificulta el seguimiento de la acción. Frente a España, los norteamericanos lograron una canasta en la que intervinieron los cinco jugadores, sin abandonar sus posiciones y sin botar ni una sola vez el balón. Pese a este ritmo endiablado, o gracias a él, los españoles no lograron interceptar ni un solo balón enemigo.

En el baloncesto contemporáneo de desactivadores de explosivos, la gloria consiste en neutralizar a Durant, y España también fracasó en este empeño pese al precedente de amordazar a Doncic para caer ante el resto de eslovenos. Los estadounidenses no son memorables, se limitan a apacentar la herencia de sus mayores y a pisar el acelerador hasta el tope de los diez puntos de ventaja.

Ricky no solo ha solucionado su problema psicológico con el lanzamiento a canasta, sino que es el único español que hubiera alcanzado la titularidad en ambas selecciones. El partido consistió en la preparación de los funerales de la generación más próspera del deporte colectivo nacional. España no se creyó ni el 39-29 a su favor. Lo cedió galante al habitual campeón, que ayer adquirió la certeza de que conseguirá la medalla de oro dos partidos más adelante. Los discípulos de Scariolo se la entregaron por anticipado.