Francis Paniagua, profesor de Periodismo y ex concejal, que fue de número 16 en la lista del PSOE en Málaga en las pasadas municipales, dio ayer lunes el sí y vuelve al Consistorio, luego de la marcha de Pérez de Guzmán y Martínez Zato. El socialismo capitalino recompone sus filas y trata de dar sensación de unidad mientras al portavoz, Rafael Fuentes (qué carita en el pleno de la semana pasada, dos renuncias al tiempo...), se le acaba el periodo de gracia que, sin embargo y de forma miserable, algunos ni siquiera le han respetado. Fuentes practica una oposición meritoria, de pequeño pisotón al poder, con convocatoria en calle o barrio degradado para sacarle los colores al concejalete de turno. Y se los saca; una oposición contra el tiempo, a plazo fijo, con la misión de elevar, para otro que llegue en el futuro, la percepción positiva que la sociedad malagueña tenga del trabajo de oposición. Fuentes estudia urbanismo, dirige al ejército de Pancho Villa, mira de soslayo a los que ´bienviven´ en el Patronato de Turismo, donde él podría estar mandando; celebra reuniones a puerta cerrada en las que la información huye hasta por las rendijas o encuentros de puertas abiertas en los que no todos quieren entrar. En medio, el PSOE se debate en su propia pugna interna, en la que, orgánicamente, la verdad, poco parece importar lo que haga el grupo municipal. ¿Por qué? porque lo primero es ver quién se hace con la secretaría general, por qué las continuas fugas aconsejan ir dando por amortizada este mandato, porque es verano y se acaba el curso, por qué en lo inmediato la vista está puesta en el congreso federal del día 4 y porque la ´anodinez´ (sí, un palabro, pero si las cosas no fueran anodinas no se preguntaría uno si ´anodinez´ existe) de la propia vida municipal contagia una sensación como de sopor y melaza que todo lo invade. Sin embargo, esa sensación en lo institucional no coincide con la orgánica. Si en el PSOE se va entrando en la recta final de la pugna por el control del partido, en el PP se rentabiliza rápido cualquier asunto: un grupo de alcaldes, un tenderete para recoger firmas en fin de semana por la mañana y la prensa citada con café incluido para rueda de prensa. El resultado son titulares y titulares y fotos y fotos. Parece que los partidos funcionan mejor que las instituciones. O sus maquinarias propagandísticas.

Andalucismo y marketing

El nuevo líder del andalucismo provincial, Salvador López, comienza a mantener contactos con los restos del andalucismo. Por tantear y ver quién queda vivo. Quién tiene ganas de colaborar y quién está escaldado. Por delante hay un panorama de tres años: hasta las próximas municipales. Un espacio para ´inventar´ un nuevo discurso. O sea, todo un reto para un aficionado al marketing político. Porque ya casi todo es eso. No ideología.