Ayer se vio a un tío salir corriendo de una sede del PSOE. Había visto venir a Miguel Ángel Heredia. Y huyó despavorido. El día antes, varios militantes emularon al mítico Carl Lewis, el velocista americano, es decir, corrieron como una exhalación. Cuando vieron a Fernando Arcas acercarse. Probablemente los que huían eran delegados al congreso provincial. Bromas aparte, ya saben que son 350. Ya saben que esos 350 son los que tienen que elegir entre Heredia o Arcas como secretario general el 19 de este mes. Y ya saben que eso es así desde hace la tira de semanas, que el proceso está siendo larguísimo. O sea, que tanto Arcas como Heredia han debido ver una pila de veces a cada uno de los delegados. Estos días Heredia se ha dado garbeos por Benalmádena y Rincón entre otros lugares. Y Arcas está por Ronda. Llevan días y días y hasta, como decimos, semanas, pateando la provincia encontrándose con esos 350. En grupos de cinco o de treinta y cinco. De veinte o de ochenta. Una y otra vez. En las sedes del partido y en los cafetines; en el fútbol y en los toros; en las ferias, como la de Benalmádena, o en los velatorios. En actos oficiales y en rueda de prensa; encontrándoselos a posta o por azar. En la calle Larios o en el centro de Alfarnatejo. Poniéndoles la cabeza como un bombo, anunciándoles las virtudes propias y los defectos ajenos, su idea de partido y las líneas maestras de sus respectivos proyectos políticos. Tantas veces que sus oyentes han de ser ya alumnos aventajados de esas líneas maestras. Arcas y Heredia deben ser ya para la militancia acreditada como un dúo vendemotos por mucho que ambos estén embarcados en una sincera aspiración de conseguir un PSOE nuevo y distinto. Un proceso demasiado largo. Y lo que queda.

Retoques

El comité ejecutivo del PP andaluz, que presidió ayer en Sevilla la nueva secretaria general nacional, María Dolores de Cospedal, estuvo movidito. Y sorprendió el contundente ataque que hizo la diputada Celia Villalobos al PSOE a propósito del caso de corrupción en Estepona. Personalizando mucho la culpa en Marisa Bustinduy, la secretaria general saliente del socialismo malagueño. En el comité citado, según aseguran distintas fuentes, pudo verse una cierta distancia en los planteamientos de Javier Arenas y Esperanza Oña. Y eso pese a las bromas que se gastaron a propósito de quién de los dos está más moreno. Arenas. Por lo demás, se hizo oficial el ascenso a vicesecretaria de la antequerana Ana Corredera, que llevará Organización y Electoral. Nada menos. Esto supone un retoque en el equipo que dirige el Partido Popular andaluz que se hace, curiosamente, en casi vísperas del congreso regional.