La amnesia de Europa El 18 de Junio de 2008 entrará en la historia como el día en que Europa perdió la memoria.

Los europeos que presumimos de ser los más avanzados en derechos, acabamos de negárselos a muchas personas que viven entre nosotros y que han venido aquí, a contribuir con su trabajo, al crecimiento y al bienestar de Europa. Las dos palabras que más aparecen en la ´Directiva sobre procedimientos y normas comunes en los estados miembros para el retorno de nacionales de terceros países que se encuentran ilegalmente en su territorio´ son "conviene" y "procede".

Parece que a nuestros eurodiputados les diera vergüenza el contenido de la directiva, e intenten suavizarla con bonitas palabras: ´conviene que.., procede que...´.

Y es que aunque se intente suavizar, esta directiva condena a la criminalidad a millones de personas, que huyendo de la miseria y la pobreza acuden a nuestros países a trabajar. Se amplía el plazo máximo de detención de inmigrantes ilegales y sus familias, de seis a dieciocho meses, dando la opción de que se puedan internar en prisiones si no se dispone de centros de detención.

¿No suena esto a un nuevo Guantánamo? Y, en otro de sus puntos, abre la posibilidad a que los menores ilegales puedan ser deportados a terceros países. ¿Qué será de estos menores? Posiblemente carne de cañón para las redes de tráfico de personas, de prostitución, etc. ¿Son estos los valores sobre los que se construye Europa? ¿Es éste el fondo cristiano sobre el que se basa nuestra civilización, como dicen los conservadores? ¿Es éste el progresismo que defiende las minorías, como dicen los eurodiputados del Partido Socialista Europeo? Más bien parece que Europa se queda amnésica.

¿Qué hubiera sido de los millones de europeos que emigraron a América después de la II Guerra Mundial si en los países que los acogieron hubiera estado en vigor una normativa como ésta? ¿Qué dirán los argentinos, chilenos, cubanos y mexicanos que puedan ser detenidos o expulsados de España?

Nos recordarán que muchos de nuestros abuelos fueron acogidos en su país en la posguerra, y que con el fruto de su trabajo, y el poco dinero que mandaban a su casa, contribuyeron a sacar a España de la miseria. Es frecuente escuchar en la calle frases como: "Los inmigrantes tienen más derechos que nosotros, los españoles que somos lo que pagamos los impuestos..." "Se están quedando con todas las ayudas, las plazas en las guarderías, etc...", y estos pensamientos son los que sustentan después estas normativas. Los inmigrantes vienen aquí a trabajar; a copar los nichos laborales que los europeos no queremos cubrir. Y tenemos a multitud de universitarios y profesionales trabajando en la obras o cuidando ancianos. Y con este trabajo, contribuyen a nuestra riqueza y desarrollo.

El bienestar de nuestra sociedad está basada en el trabajo de muchas de estas personas, que cuidan de nuestros niños, de nuestros padres y abuelos, que recogen nuestras aceitunas o nuestras fresas, o que construyen nuestras carreteras. Ahora pretendemos que sean de usar y tirar; que hay crisis, pues que se vayan. Como dice Jesús en el Evangelio, "fui extranjero y me acogisteis".

Exijamos a nuestros representantes políticos, a nuestros gobernantes, a nuestros obispos... que no permitan que las libertades y los derechos humanos que tanto ha costado conseguir sean borrados de un plumazo y a la vez borremos también de nuestra memoria colectiva que alguna vez fuimos también inmigrantes.

Antonio José González Gómez

Misioneros de la Esperanza

Málaga