El ver a Ingrid Betancourt rebosando serenidad, emoción y gratitud sí que hace verdad eso de que la realidad supera la ficción, o dicho al modo del presidente del Gobierno, es la visualización de cómo la realidad puede superar el mejor de los sueños. Ni sueño, ni ficción. Después de seis años de secuestro en medio de la selva esta mujer , así como todos los que continúan secuestrados, así como ´nuestros´ secuestrados, indican hasta qué punto la naturaleza humana es capaz de agarrarse a la vida y produce casi vértigo intuir el umbral de sufrimiento que un ser humano es capaz de soportar sin venirse abajo.

Ingrid y los demás rescatados son más que unos liberados. Representan lo mejor del género humano. Son iconos de la resistencia y desde luego el mejor homenaje que nunca haya recibido un presidente de Gobierno como Uribe que con su posición de resistencia, sin distorsionar el lenguaje, sin escuchar cantos de sirena ha logrado no sólo mantener una estrategia sino incluso establecer entre la opinión publica colombiana una nueva moral colectiva. Es la moral de la resistencia, de la fe en el triunfo pese a la dureza del camino, del respeto a los derechos humanos sabiendo que hay buenos y malos y mano tendida a los malos que quieren dejar de serlo.

Hoy, el presidente colombiano tiene motivos para sentirse orgulloso. La operación ha sido tan compleja como impecable y el riesgo ha merecido la pena. Además de todo esto, Ingrid es una rendija que permite comenzar a pensar, con cuidado, con mucho cuidado, que las FARC están dejando de ser lo que eran. Continúan siendo muchos, -siempre son demasiados- con mucho dinero y mucho territorio. No se van a rendir, pero saben que no van a ganar. Que ya han comenzado a perder y que gracias a esa nueva moral que Uribe ha logrado introducir en la sociedad colombiana no les queda más que seguir haciendo daño como premisa para la derrota final que tarde o temprano va a llegar.

Ha sido una gran noticia. Un gran éxito en el que probablemente Sarkozy y casi seguro que EE.UU con su altísima tecnología han logrado junto con Uribe una alianza que no debería romperse porque este y otro es el lenguaje que entienden los terroristas.

La liberación de Ingrid coincide en la fecha con la de Ortega Lara, como consecuencia de una brillantísima operación policial. Ortega Lara no estuvo en la selva, sino a escasos cincuenta metros de una ikastola pero sometido al mismo horror de Ingrid Bettancourt. Otro ejemplo de dignidad y resistencia envuelto en un silencio que en el caso de Ingrid Betancourt no existió porque a través del programa ´Voces para el secuestro´ de Radio Caracol permaneció unida a la vida. Ella misma ha dado las gracias a los medios de comunicación porque para ella las palabras fueron un bálsamo, un acicate para vivir y a través de ellas ´veía´ a su madre y a sus hijos. ¡Espectacular! Todo ha resultado espectacular.

No debería sorprender que a no tardar alguien comience a idear una película sobre Ingrid. El argumento es apasionante , el desenlace feliz y, además, verdad.