Saber cuál es el precio de la vida está más de moda ahora en que se calcula todo y cada vez hay menos cosas sin etiqueta que indique su valor en el mercado. El australiano Ian Usher puso su vida, trabajo, bienes y amigos a subasta en internet y obtuvo 241.000 euros, menos de lo que esperaba. No sabemos muy bien cómo puede hacerse eso ni por qué quiso pesarse, medirse, medírsela, pero según la escuela de Chicago el mercado determina perfectamente esas cosas y toda la vida de Usher no vale más. Es mejor no saber lo que vale cada uno por si hay rebajas.

La vida se puede trocear para darle más valor. El tiempo en que el segundo hombre más rico del mundo come un filete en compañía de una persona que no sea de su elección -lo que solemos llamar genéricamente ´un pelmazo´- alcanza en eBay la suculenta cifra de 1.300.000 euros. El inversor Warren Buffett sacó a subasta esa cena para una acción benéfica y Zhao Danyang, gerente de un fondo de inversiones, pagó tal cantidad por masticar carne junto al oráculo de Omaha. Lo previsible es que sea para obtener respuestas útiles para su trabajo. Lo deseable, si Buffett es educado, es que no hable con la boca llena. No calcule cuánto dinero para obras benéficas puede conseguir usted en una hora. Toda la vida de Usher vale seis veces menos que una hora de Buffett. La autoestima no tiene precio y no hay por qué hacer autoestimaciones.