Vivíamos vidas largas hasta que llegó la Iglesia", dice Elly Chatfield, una aborigen australiana recriada por la fuerza en el seno de una familia católica. No se refiere tanto a la Iglesia, creo, como a la civilización. También dice que su comunidad había mantenido la tierra igual miles de años. ¿Cómo será el tiempo en esas sociedades en las que nada cambia, en las que no existe la novedad? Esa es la pregunta. En apariencia la sucesión de días distintos, de personas y cosas diferentes, la cultura del cambio permanente, mete más sensaciones en el tiempo disponible, que, para hacer sitio, antes habremos cortado en pequeños trozos, dando a cada fracción un valor. Sin embargo Elly dice que en su comunidad de origen, quieta, sin cambios, vivían vidas más largas. ¿Será que al darle tal velocidad a la vida el tiempo pasa tan deprisa que no podemos verlo, oírlo ni sentirlo y la vida se acorta?