Llega al fin el encuentro de La Moncloa, en un raro clima de descrispación teñido de irracional descalificación por el PP de la muy criticable política gubernamental de lucha contra la crisis económica. Habría sido terrible para el partido de Mariano Rajoy la inexistencia o el retraso de la crisis, porque se habría quedado sin clavos ardiendo a los que agarrarse para combatir al Gobierno de Zapatero. El nuevo equipo del PP ha superado la desmesura en los demás campos, pero no así en el de la crisis, que es precisamente el que menos depende de la voluntad ni de los esfuerzos de cualquier Gobierno, en una situación de parecidas dificultades en Europa y en el mundo. Una vez superada la inicial parsimonia del Gobierno, la verdad es que es estúpido seguir afirmando que el Ejecutivo no se entera, o no hace nada o niega la verdad y absurdos parecidos.

Pero vamos a ver, ¿qué ganaría el Gobierno si de verdad hiciera eso que se le achaca falsamente? No ganaría absolutamente nada, ni siquiera en el terreno del electoralismo, pues, que yo sepa, no hay ninguna elección en próxima perspectiva.

La propaganda del PP ha conseguido instalar en una buena parte de sus seguidores o electores que la culpa de todos los males de la economía la tiene Zapatero, y así lo repiten sin parar, con una desfachatez y una ausencia de criterio racional realmente extraordinarios. Hay que preguntar al partido de la oposición qué hacen ellos por la economía, en lugar de preguntarse qué hace la economía por ellos, remedando la célebre frase. No hacen absolutamente nada, hasta ahora, no sé tras la visita de Rajoy a Zapatero en la Moncloa. Venga, ya han lapidado y han puesto como un cristo al Gobierno y a Zapatero; ahora les toca colaborar o ayudarles para encontrar entre todos, con los demás grupos políticos y agentes sociales, los caminos definitivos de actuación en el estrechísimo margen que al Gobierno de un país le queda en el intento de sacar la economía de su crisis. Y también colaborar en la crisis de la justicia y en los problemas de la financiación autonómica, la inmigración y lo que se tercie.