El candidato a dirigir el Imperio de Occidente ha de someterse a ciertas pruebas, no tan distintas a las del preso que ingresa en una prisión de alta seguridad, examen de orificios incluido. Barack Obama sabe sin duda que la operativa resulta muy aconsejada en su caso, pues a fin de cuentas es sospechoso por el color de piel. De Obama ya sabemos los componentes nacionales de su árbol genético, que van de algo menos de un 5 % de francoalemán (alsaciano) a un 50 % de Keniano. También sabemos la música que guarda en su iPod, donde destacan tres referencias: Stevie Wonder, John Coltrane y Bruce Springsteen. Aunque se supone que todo esto persigue que la gente sepa bien a quién vota, en realidad esas vejaciones de la intimidad son un rito preventivo para bajarle los humos al poder, y que el candidato sepa que para ser amo del mundo debe entregar su cuerpo en prenda.