Se recrudece el bombardeo de los apóstoles de la energía nuclear. El argumento, el de siempre, que es la energía más barata y encima la más limpia. Ahora bien, del precio no es posible hablar, pues como aún no se sabe qué hacer con los residuos de alta y media actividad no es posible calcular lo que nos costará el ciclo completo. Es como si una ciudad no metiera en presupuestos el coste de recogida y gestión de la basura. En cuanto a la limpieza de la energía nuclear, consiste en que no expulsa CO2, pero a cambio su riesgo de alta contaminación se prolonga miles de años. O sea, podemos llegar a viejos sin una mancha, pero los nietos de los nietos de nuestros nietos tendrán que ocuparse de la limpieza, si para entonces saben cómo. ¿Justifican el actual despilfarro y consumismo sin tasa de energía meterse en un embrollo así? Moralistas y teólogos harían bien ocuparse del asunto.