Opinión

Año Nuevo

Por fin festejamos con propiedad un año nuevo, pues los anteriores eran todos iguales. Será un año de memorable resaca, pero también un año para pensar de una vez en el futuro (en el que no había ninguna posibilidad de intervenir en la gran borrachera que dejamos atrás). Cuando se viaja a tanta velocidad no se ve el paisaje, ni se sabe bien dónde está uno: se va lanzado sin más, sin controlar la dirección, pues la inercia de la velocidad no deja márgenes. El siglo XX y su cola de 8 cuentas eran un cohete impulsado por el combustible del futuro y el progreso, pero ¿qué es el progreso?. A quien hace sólo 6 meses formulaba esta pregunta se le veía como a un orate. Ahora, por fin nos la hacemos todos. La idea de progreso en que íbamos encapsulados ni siquiera decía hacia dónde se avanzaba, era un fetiche que valía por sí mismo. Roto el juguete, hay que pensar en armar otro. ¡Pensar, al fin!

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