Opinión

Santos evidentes

Una canonización con el cadáver caliente tiene algo de necrofilia, pues la santidad fermenta en la memoria. Empieza a manifestarse, en tiempo congruo, la santidad de los grandes grupos de rock, y el carácter milagroso de sus fluidos. En el granadino Atarfe han dedicado a Pink Floyd un parque de 6.000 metros, y la puerta será un triángulo como el de la portada de ´The dark side of the Moon´. Se cuentan por millones los prodigios de este álbum, incluidos cambios en la química del cerebro, aperturas de conciencia, iluminaciones de zonas opacas del sistema neuronal y mudas de comportamiento. A su lado palidecen los milagros de recientes santos oficiales. La santificación tampoco es precipitada, pues sucede a los 25 años de la citada ´The dark side of the Moon´ y a los casi 20 de ´The Wall´, tras la cual se produjo la muerte clínica de la banda, aunque siga enchufada a una máquina.

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