Opinión

Cartas al director

¿Crisis o civismo?

Será difícil de olvidar la pasada Nochevieja de 2008 en el sector de Cruz de Humilladero. Desde el medio día del 31 de diciembre hasta las 6 de la mañana del día de Año Nuevo, tuvieron que estar soportando nuestros oídos el espantoso ruido de los petardos a cual más grande. Los que en esa noche tuvimos la desgracia de sufrir algún padecimiento esa fatídica Nochevieja, nos acordaremos de ella por muchos años. También nos cuesta creer que el Excmo. Ayuntamiento haya autorizado la venta masiva de tantísimo explosivo; en caso de ser cierto, no ha sido una idea muy brillante que digamos. También piensa uno en los centros hospitalarios, y si no teníamos suficiente con las motos con los escapes libres, se les ha añadido el ruido de los petardos, que ya una vez con su venta libre, a cualquier hora y día se monta ´feria de petardo´, sin pensar para nada en quienes se encuentran enfermos y olvidadándose por completo del prójimo. Pedir por favor, menos ruido en nuestra ciudad, creo que es predicar en el desierto, porque ya lo podemos comprobar a diario en quienes llevan en el coche una discoteca ambulante. Y, por último, pedir que por favor, se restrinja el petardeo... Pues visto lo visto y oído, el que siga con los tímpanos en buenas condiciones, que vaya pensando en pasar la Nochevieja de 2009, en Cancún, como mínimo, si tiene dinero para el viaje. Francisco Padilla Robles Málaga ¡Felicidades, Majestad!

Mucho se ha escrito ya sobre las opiniones de la reina doña Sofía en su libro con motivo de sus 70 cumpleaños. En su día no quise hacerlo, pero ahora por qué no voy a exponer lo que de ella escuché. En el mes de septiembre, en Madrid, tuve ocasión de oír a Laura Hurtado de Mendoza, secretaria de la Reina desde 1969 y, actualmente, su asesora personal. Tomaba parte en un curso, junto a treinta y tantas personas y, en un momento de tertulia, alguien le preguntó qué cualidades destacaría ella en doña Sofía. Contestó que podría destacar muchas pero que elegía dos: su gran corazón y su amor a la verdad. Y creo que ambas cualidades se pueden percibir en la Reina aun cuando no se tenga ocasión de tratarla personalmente. En el corazón de la Reina cabe todo el mundo, tiene un coeficiente de dilatación muy amplio, es una mujer cercana, llena de amor y de espíritu de servicio. Y es una mujer verdadera, la verdad campea en ella. Dice lo que muchos piensan y no se atreven a decir. Me alegró ver, en un determinado programa de televisión, en el que se hablaba de ella y de sus manifestaciones, a una conocida periodista, que llegaban SMS como el siguiente: "Gracias, Majestad, por decir lo que muchos callamos". Y yo pregunto: ¿No vivimos en un sistema democrático? ¿Por qué la Reina y todos no vamos a poder expresar nuestro pensamiento? Quizá todavía tenemos mucho que aprender de otras democracias. Seamos coherentes. Carlota Sedeño Martínez Málaga

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