Opinión
ya veremos...
De ´morena clara´ podríamos pasar de una vez por todas a serena y clara, que ya está bien de ordeñar el tópico como si casi todo lo demás pasara de largo por esta tierra. Serena y clara, así conviene mantener la mente ante la espuma de nuestros días. Una espuma chorreante y pasajera como la del cava de fin de año, pero sucia y pastosa como las natas de nuestra bahía nunca saneada integralmente. Tenemos por delante en Málaga un año 2009.
Un año en que habrán de ser licitadas las mejores o peores obras de Los Baños del Carmen. Veremos.
Un año en que habrá de ser inaugurado por fin el teatro Echegaray. Una rehabilitación que no verá terminada ese aristócrata de la arquitectura mundana que era Paco Peñalosa, aunque su hijo esté certificando finalmente su trabajo. Quienes le conocimos echamos de menos sus hechuras castellanas de llevar siempre pañuelo anudado al cuello y una flor malagueña en la solapa, por fuera; y piercings en la boca de sus cultas neuronas, por dentro. Peñalosa, un señor que se nos ha ido. Pero, bueno, veremos.
Se supone que la catedral tendrá terminado este año ya su tejado a dos aguas para que no le entren por su cubierta mil aguas, mil. Y de los 300 chiringuitos malagueños veremos cuántos estarán regularizados según el ultimátum de Costas, y de qué ya no callada manera se hará bien y con cabeza, sin que perdamos la personalidad y el valor añadido que aportan algunos al sabor de la ciudad de cara al turismo, y asegurando que el sabor de lo que comamos en ellos sea siempre de la máxima calidad. Lo veremos.
En 2009 comprobaremos si sin los 242 funcionarios que faltan en los juzgados de Málaga según el alto Tribunal andaluz la cosa se colapsa, o si los cinco juzgados que acaban de entrar en funcionamiento y los tres nuevos magistrados han llegado con el carro de paradas bajo la toga y con la nitro en la mano. Y todo en un 2009 en que habrá de serenarse la muy política escaramuza entre el Ejecutivo y el Judicial con la provocadora sanción al juez Tirado de fondo. A un malagueño, Carlos Dívar, le va a tocar servir de paraguas para capear el chaparrón o para lo contrario, para ser alguien así como ´el señor que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina´.
Un año en que la Universidad tendrá que esconder definitivamente sus vergüenzas o, al contrario, desplegar sus alas como la Victoria de Samotracia para sobrevolar Bolonia con éxito en un año fundamental para la convergencia en el espacio estudiantil europeo. Una Europa de la que ya formamos parte sin excusas y un 2009 muy cercano a ese 2012 en que dejaremos de recibir ayudas económicas al desarrollo, para entendernos, y en el que demostraremos hasta qué punto hemos dado la talla y nos hemos aplicado en los deberes, o no.
Un año en que, entre otras muchas cosas, veremos cómo se utilizan los 320 millones del Gobierno y la Junta que le han correspondido a la provincia malagueña para contratar obra pública. Un año en que veremos, ya veremos?
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