Opinión

Nueva era

Hay demasiadas esperanzas puestas sobre lo que pueda ocurrir después del día 20 de enero. A Obama no sólo le ha caído arreglar los desaguisados internos se su país, que son muchos e históricos, también los provocados por la nefasta política internacional de su antecesor y también los derivados de los mal llamados países emergentes y de las todavía secuelas existentes de la disolución del imperio soviético. ¿Sólo esta inmensa lista? No, aún hay más y peor: tiene la responsabilidad de la ilusión de sus votantes y de sus creyentes del mundo mundial.

Otros presidentes estadounidenses, Roosvelt y Kennedy, por ejemplo, empezaron sus mandatos en medio de crisis políticas y económicas: uno se quedó a las puertas de ver el final de la guerra mundial, el otro se quedó a medio camino de su éxito al morir asesinado en Dallas. Ambos, sin embargo, triunfaron en medio de cataclismos, de cambios y convulsiones sociales sin precedentes: después de sus presidencias, nada volvió a ser como antes. Es probable que a Obama le ocurra lo mismo, salvo excepciones, claro: porque en España tenemos a ese individuo mediocre que durante ocho largos años estuvo al frente del gobierno, que se hizo la foto de las Azores, que no supo dar la cara con el ´Prestige´, que nos metió en una guerra ilegal, si es que hay alguna que no lo sea, y que nos mintió el 11 de marzo de 2004. Pues bien, ese siniestro personaje que casó a su hija en el Escorial, se permite descalificar al presidente electo de los USA: será para poder echarle después la culpa a Zapatero ¡qué obsesión! Espero que a Obama no le preocupe mucho el del bigotillo y su FAES, ni le sirva de referencia de nuestro país (otros ya se han encargado de contarle cosas más interesantes). El problema de ese tostón es nuestro, es nuestra vergüenza, es el borrón a limpiar de la historia democrática española.

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