Opinión | Porque hoy es sábado...

Stop

Vale, puede ser más o menos inconveniente para el desinflado sector de la construcción en la provincia y los escasos puestos de trabajo que se puedan generar a su albur, pero el hecho es que los tribunales están sentando jurisprudencia respecto a ilegalidades medioambientales notorias en nuestra tierra. Lo hizo el TSJA con el mamotreto hotelero del Algarrobico, en el parque natural del Cabo de Gata; y ahora con las canteras de Alhaurín lo ha hecho el TC. Guste más o menos a las estrategias políticas o empresariales, María Emilia Casas, la presidenta del Tribunal Constitucional, es quien ha confirmado la ilegalidad durante años de las canteras alhaurinas, cuyas laderas roídas por la explotación de árido ahora se están presuntamente restaurando. Y es lo que hay en un estado de Derecho: imperio de la ley. O lo que debe haber.

"Sorry"

Como debe haber rigor a la hora de escribir un artículo en este periódico. Por eso admito el lapsus cometido en mi artículo del jueves con respecto a situar en este año el arreglo del tejado de la Catedral. Un arreglo de su actual cubierta, que no de su "tejado a dos aguas", como deslicé por error. Pido disculpas al lector avezado que ha sabido corregirme con más razón que un santo (nunca mejor dicho tratándose del templo mayor de la ciudad). Como debe haber rigor a la hora de firmar una subida de impuestos municipales basándose en un IPC del verano pasado, muy lejos del índice de precios actual. Mantener la subida del 4% para las tasas municipales y otros pagos, a pesar de la promesa de compensarlos a partir de mayo de cara a su cargo en 2010, no es plausible. Como no lo es haber subido el billete del autobús un 10%, aunque estuviera previsto desde hace meses, cuando la inflación ahora apenas supera el 1%. Y eso por más que el billete de la EMT sea el llamado "billete disuasorio", o sea, para personas que no se compran el bonobús ni utilizan a diario el transporte público. Pero el hecho es que el transporte público ha subido, sea o no ese 10% ineludible.

Transporte público

Utilizar el transporte público es un privilegio obligado de las clases menos favorecidas económicamente. De ellas y de quienes deberíamos utilizarlo cada vez más por razones de ahorro energético y contaminación medioambiental. Por ello, hincar el diente de la financiación municipal en el transporte público no es lo adecuado ni moralmente. Y no importa que en Sevilla, con ayuntamiento socialista, valga 1,20 euros. Ese "y tú más" partidista debería importarle un pito al ciudadano con o sin carné político. Subir tanto el billete del autobús es una pasada que descarga, para variar, en quienes habrían de ser protegidos económicamente o seducidos medioambientalmente. Parte del déficit en convenios urbanísticos de los ayuntamientos (y ello al margen de que las corporaciones locales sigan siendo injustamente tratadas en el reparto de los presupuestos generales del Estado). Tampoco la subida del agua es de recibo. O al menos de recibo barato. Ya resultaba absurdo que se premiara el ahorro de los ciudadanos subiéndoles el agua por haberla ahorrado, para paliar el déficit de Emasa, como para que ahora volvamos a pagarla más cara con el cambio de tramos.

Agua

Quien tiene dinero ni sabe ni mira cuánto paga de agua ni cuánta gasta, a no ser que tenga una especial sensibilidad ecológica o solidaria. Por eso celebré la retirada del carné por puntos, porque alguien con mucho dinero no se preocupa de las multas por exceso de velocidad o aparcamiento indebido, un peso que cae como una losa, sin embargo, sobre los multados menos pudientes. Pero todos miramos los puntos que nos quedan para poder seguir conduciendo sin problemas legales, al margen de lo que uno pueda o no permitirse pagar en multas. El agua es bien de primera necesidad, por salud y por higiene, y un gasto ineludible para la familias medias. Por tanto, si después de haber demostrado que son capaces de ahorrarla en época de sequía, ahora se les cambia los tramos de tarificación para sacar también por ahí un suplemento, penalizando siempre a quienes no pueden evitar ya prácticamente el pago, la medida no parece ni imaginativa ni distributivamente justa.

Otra carta

El alcalde, sin embargo, se ha apuntado un tanto cuando, sin eludir la broma de su insistencia epistolar entre administraciones (a veces más un recurso de cara a la galería que una verdadera manera de resolver agravios), ha anunciado que le escribirá a Chaves para que Málaga no pierda peso político en su histórica administración del agua, ni en la ahora llamada Cuenca Mediterránea, en línea con lo constatado por Rodríguez Leal; quien ha sido más leal a su apellido, y al sentido común, que a su partido a la hora de discrepar de la Junta en su decisión de transformar lo que se decidía en el señero edificio del Palacio de la Tinta malagueño. Málaga se convierte en uno de los distritos de la Agencia Andaluza del Agua, perdiendo el rango de dirección general. Ahora sí ha mordido De la Torre en músculo, por encima de su victimismo más o menos estratégico respecto al agravio comparativo Sevilla-Málaga.

Porque hoy es sábado, y ya llevamos un ritmo de 120 parados al día en Málaga -casi 140.000 parados más-, no podemos seguir percibiendo a nuestros responsables públicos como a personajes más preocupados de sus cifras políticas, que como a personas preocupadas por las cifras que nos afectan a todos, en especial a los más golpeados por la crisis. Ánimo.

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