Vidas privadas

¿Tienen derecho los políticos a tener vida privada? Al hilo de los usos periodísticos en los países democráticos, la respuesta a ésta pregunta es: no. No tienen derecho. Quien vive de la política y decide sobre cuestiones que afectan a la vida de todos -se dice, con razón- que debe asumir la servidumbre que supone la trasparencia respecto de sus actividades públicas y privadas; sería algo así como una cuota de visibilidad que favorece la necesaria fiscalización de sus conductas por parte de los ciudadanos -y, por extensión, de los medios de comunicación.

Hay sentencias de tribunales de diferentes países que avalan ése enfoque de la cuestión; en otros casos consideran que publicar determinadas noticias referidas a la vida privada de los políticos constituye una intromisión contraria al derecho a la propia imagen, pero, ya digo, por lo general, priman las primeras sobre las segundas.

Así las cosas, en estos días en los que por causas totalmente alejadas de la política, una peculiar forma de entender el periodismo ha convertido en noticia a personajes como los ex presidentes del Gobierno Felipe González o José María Aznar, tengo para mí que cobra sentido la pregunta de si los políticos tienen derecho a tener vida privada cuando ya se han alejado de la política o siguen en ella pero sin tener un cargo público.

Mi opinión es que sí; que tienen derecho a que su vida privada no sea pasto de la curiosidad o el morbo inducido del personal. Respetando la privacidad de aquellos que estuvieron pero ya no están en la primera fila de la política creo que el mejor periodismo gana puntos. En realidad, lo gana todo, cuando no confunde la información con la chafardería.