Opinión

Semana de cómicos

Magdalena Alvárez, gestora de catástrofes, pierde los nervios, provoca a la oposición, se burla de Mariano Rajoy como se burla, y obliga a Rajoy a proclamar que la ministra de Fomento se burla de España, y no sin razón, porque Rajoy es España. Pero como la ministra tiene fama de graciosa, y eso debía saberlo la diputada popular, Montserrat Nebrera, que es una enloquecida que confunde la lengua con el talante, ésta va y suelta por ahí como una boba que la ministra tiene acento de chiste, que curiosamente es el mismo acento de Javier Arenas, y desata en Arenas la pasión andaluza para su mal. Claro que como también Rajoy gusta de ser chistoso era imposible que se quedara atrás y se despachó diciendo de doña Magdalena que es una pesadilla y que cuando te la encuentres por una acera te cambies a la siguiente; no dijo a la de enfrente. La llamó sembradora del caos y se quedó tan ancho. No contaba él con que la ministra contraatacara diciendo que Rajoy sólo despierta de su pereza y su apatía cuando está ella delante, y que va de fracaso en fracaso en su partido, pero eso fue lo que le espetó Álvarez. Y, naturalmente, aunque el propio Rajoy presuma de su famosa pereza y en su partido la proclamen, eso sí que era un golpe bajo. De manera que, desatados sus nervios, con los brazos en jarras, la llamó el lunes incompetente supina, vacía y zafia, entre otras lindezas. Y pasó luego a negarle capacidad para ser cómica, como si serlo de verdad fuera más fácil que ser ministro. Luego, consciente del riesgo que corría retándola a comparar quién trabaja más que quién y quien es más fracasado de los dos, se entregó al humor del absurdo y, tratando de destacar lo inaceptable que es que se tenga que cerrar un aeropuerto y se quede la gente en la calle, dijo: "En el siglo XV podría aceptarse, pero hoy es inaceptable". Ante tal revelación, es de esperar que Defensa le encargue una historia de la aviación a Rajoy cuando abandone La Moncloa después de haber sido presidente de España. Y que su discurso de entrada en la Academia de la Historia verse sobre los aviones y los aeropuertos del siglo XV. No se pueden desaprovechar semejantes conocimientos.

Y aparte. Los damnificados de Barajas, la gente a la que se le vino encima la nieve en demasía y le causó unos daños, y los sufridores del caos madrileños en las calles de su ciudad y en las carreteras comarcales, autonómicas y nacionales fueron noticia hasta que el PP desató la caza de Magdalena Álvarez y libró a Aguirre y a Gallardón de regar sal para evitar resbalones. Y sobra decir que la oposición está para pedir responsabilidades al gobierno de Zapatero y, por supuesto, a los gobiernos autonómicos y municipales, y que esos gobiernos están obligados a explicarse. Pero cuando esa labor de exigencia se convierte en un espectáculo donde el disparate y el chiste se suceden, y las exageraciones conducen al esperpento y provocan las carcajadas ante políticos que se ridiculizan a sí mismos, a los fracasos del gobierno se suman los de la oposición y ya se olvidan los políticos de los ciudadanos y empiezan a tirarse los trastos entre ellos. Es decir, ya no importa si Barajas funciona o no, ni si Esperanza Aguirre tiene competencias sobre la nieve mansa y no sobre las tormentas, entonces se inicia un concurso de ocurrencias en la que cada uno de ellos va dando su propia talla. El espectáculo es indescriptible, pero con políticos así, instituciones en los tribunales y jueces preparándose para una huelga no cabe duda de que la democracia y la Constitución son resistentes.

Tracking Pixel Contents