Opinión | El palique

La caja única y el lado oscuro

Los socialistas malagueños se trajeron ayer a Manuel Gracia, portavoz del PSOE en el Parlamento andaluz, para que ofreciera una rueda de prensa junto al secretario provincial, Miguel Ángel Heredia. Iban a hablar de vivienda. Y hablaron. Pero también se trajeron a Gracia para que les echara una mano (como habrá de hacer cada dirigente socialista que a partir de ahora se acerque por Málaga) en eso de contrarrestar el sarpullido de centralismo. En eso también de contrarrestar el derribo del trabajo político que les hacen a Heredia y compañía algunos dirigentes regionales o responsables institucionales de la Administración andaluza. Y dijo Gracia: "Nadie cuestionará, cuando llegue el momento, la objetividad de la preferencia de Málaga para tener el núcleo central de la gran caja de ahorro andaluza en caso de que haya fusión". O sea, que la caja, según Gracia, ha de estar en Málaga, aunque (y no es por ser puntilloso o mijita) estaría bien que los dirigentes políticos, cuando hablan de éstos y otros temas no necesitaran traductor simultáneo.

Sí, porque no negarán que la frasecita tiene su intríngulis, su punto oscuro, su pelín de misterio. Su enrevesamiento. Con lo fácil que sería afirmar: "La sede de la futura caja única tiene que estar en Málaga". Si es que es eso realmente lo que piensa (desea). Pero en fin, ese "nadie cuestionará" no sabemos muy bien a quién se refiere, si va en referencia a las fusionadas en cuestión, al poder político o al Partido Popular, cosa poco probable, dado que este partido se opone. Sin embargo, para Málaga y sus deseos de albergar algo que administre lo que sea más allá de los límites de Nerja y Manilva y también para el PSOE malagueño, la felicidad no viene completa y el verbo florido y pronto de Gracia se vio eclipsado por el de Alfredo Sánchez Monteseirín, alcalde de Sevilla, que abogó ayer, claro, por ubicar la sede en Sevilla.

Proceso torcido

El debate sobre la fusión de cajas no ha hecho más que empezar pero el asunto de la Cuenca Mediterránea ha podido cargárselo en parte. Torcerlo. Dilatarlo. O cargarse la hoja de ruta prevista en el proceso de concentración de cajas andaluzas. En Málaga, el asunto del traslado de la capacidad de decisión de la antigua Confederación Hidrográfica ha levantado tantas ampollas y puesto tan a flor de piel los recelos, que cualquier matiz a la idea "Unicaja se fusiona con equis y establece su sede en Málaga" es ya mal recibido, se convierte en sospechoso. Nos movemos entonces entre trazos gruesos, de brocha gorda, de todo o nada. La política en Málaga está dejando de ser lugar para sutilezas. Claro que visto lo visto tampoco vamos a inculpar al paisanaje de demandar lo que el ciudadano ha de exigirle al político como si de un derecho se tratase: que le hablen clarito.

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