Opinión

La coronación

Lo más parecido hoy en día a lo que debió ser una coronación imperial es la toma de posesión de un presidente USA. La coronación con corona física en una monarquía existente no vale de evocación, pues no hay poder real por el medio. Una coronación de veras, como la de hoy, funciona como un rito de paso. Lo que se está diciendo al ungido es que pasa a ser otra persona, y ha entrado en otra dimensión. Todo el boato y la solemnidad tienen la función de aportar el calor a ese crisol transformador. El cambio de estado del coronado tiene efectos distintos en cada uno. Alguno mantiene la frescura de su alma (la que le ha llevado a donde está), pero en general no son capaces de evitar que se agoste en la nueva atmósfera. En realidad la misma coronación aspira a sustituir, por vía simbólica, la razón creadora por la razón de Estado. Veremos si la flor llamada Obama resiste el golpe de calor.

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