¿Ilusión? La que dura

Desconfío de las grandes ilusiones. Se trata de fenómenos del alma parecidos al hervir de la leche, la subida del pastel por la levadura y otros subidones. Endorfinas que de pronto se disparan y montan una arquitectura artificial. Por igual motivo me parecen patéticos los grandes desencantos (resaca de la ilusión, al bajar), y enfermizo el odio del desencantado hacia el encantador que le ha engañado. En realidad se ha engañado a si mismo, pero nadie asume haber sido víctima de las propias trampas. Con Obama debemos ir preparándonos para el gran desencanto, pues nunca podrá estar a la altura de los grandes sueños que ha inducido. A cola de ese desencanto inevitable surgirá la verdad de Obama, y por mi parte confío mucho en ella, tanto que me provoca una pequeña ilusión. Las pequeñas ilusiones están hechas de material distinto al de las grandes, son muy tercas y no se van fácilmente.