Opinión

Besos y navajas

Era evidente el esfuerzo que se producía en el seno del PP, en el Foro que reunió a sus dirigentes este sábado en Madrid, por negar tensiones e incomprensiones. Ruiz Gallardón envió los más efusivos saludos a la presidenta Aguirre, quien horas antes le había amenazado con los tribunales, y ésta le correspondió con igual efusividad y muestras de afecto. "Como si fueran íntimos amigos", dice un asistente al acto... Pero nos tienen ya acostumbrados a sus besos y a sus navajas, al mismo tiempo o alternativamente. El propio Rajoy asistía entre divertido y perplejo al espectáculo que daban sus dos ´gallitos´ madrileños: un día se besan y al día siguiente se atacan sin piedad, y quisiera ver aniquilado al contrario...

En el serial de cada día, en ´El País´, hoy es un veterano del PP, Alvaro Lapuerta, quien atribuye los seguimientos "a altos cargos del Gobierno de Aguirre", y ella, a su vez, replica desde las páginas de ´ABC´ que todo acabará en nada, y que la supuesta trama es un montaje contra ella. Aguirre vuelve a remitirse a los tribunales: Espero que la Justicia esclarezca el asunto. Esperanza Aguirre cree que la tormenta, también ésta, amaina, y que el tiempo juega a su favor... Y en la misma línea de defensa de la ´lideresa´ sigue manifestándose el diario ´El Mundo´, donde el expolicía acusado del supuesto espionaje Marcos Peña proclama que todo es una falacia y un montaje contra la presidenta... Lo cierto y visible este sábado fue ese esfuerzo del PP de mostrar su unidad frente a las acusaciones de espionaje. Asegura la cronista del periódico ´La Vanguardia´ que amplios sectores de los ´populares´ piden a Rajoy las cabezas de Ignacio González y de Granados. Y no es menos obvio que los dirigentes del PP prefieren hacer coro conjunto y bien afinado contra Zapatero y sus tres millones largos de parados.

¿Se va haciendo la luz sobre estos episodios madrileños? Resulta evidente que Esperanza Aguirre y sus acólitos González y Granados han acumulado altísimos niveles de hostilidad y muchos enemigos. También parece evidente la torpeza empleada con sus adversarios por estos poderosos elementos de la presidenta madrileña. ¿Dolores de Cospedal llegará a alguna conclusión, o dará carpetazo al asunto, en fechas tan cruciales como ante unas dobles y críticas elecciones, en la que se juega, también, el liderazgo de Rajoy y el suyo propio? Parece bastante evidente que don Mariano no ha conseguido aplacar las ambiciones de sus segundos en Madrid. ¿Esta vez lo conseguirá, o verá que se le vuelven a burlar los dos amigos-enemigos íntimos, como tantas veces anteriormente?

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