Opinión
Carta en 2054
A 31 de diciembre de 2053. Muy señores míos, a quien corresponda, etc. No sé si debo escribir esto hoy, un día antes de la inauguración del 2054, o el 7 de abril, la víspera de la muerte de nuestro ´tataratarabuelo´. En realidad, esto de las leyes del copyright nunca lo entendí, pero es que tampoco he preguntado al respecto, la verdad; quizás porque nunca pensé que llegaría este momento, como nos pasa siempre con todo lo inevitable, o porque, es duro decirlo, a mí la obra del ´tataratara´, un señor admirable eso sí, no me llega del todo. No crean que no me he culpado por la extraña paradoja, sobre todo desde que empecé a hacer mis pinitos pictóricos. He hecho alguna falsificación de mi pariente y hasta la logré colar a un marchante amigo. ¿Qué me dicen a eso? Yo creo que a él (en la familia le llamamos ´monsieur´) le habría resultado cómico, pero tampoco sé decirles a ciencia cierta. Como tampoco sé por qué escribo esta carta.
Pienso en ustedes, otrora orgullosos propietarios de un Xsara Picasso: ¿cuánto valía y cuánto vale ahora la firma que se convirtió en logotipo? Pienso también en ustedes, gestores de museos a los que dimos unos cuantos quebraderos de cabeza: les imagino como hienas, carcajeándose vengativamente. No les culpo, yo también habría dicho cosas malas de nosotros todos estos años. Pero tampoco les voy a pedir perdón: ¿ustedes habrían hecho otra cosa en nuestro lugar? Y, sobre todo, me pongo en la piel de mi tataratarabuelo: llevo analizando todos estos años qué opinaría él de nosotros y no llego a ninguna conclusión. Según mi psicoanalista eso lo revela uno de mis sueños recurrentes: ´monsieur´, delante de un lienzo, pintando un retrato de mí que no alcanzo a ver, ya que siempre me despierto antes de poder contemplar el resultado.
Esta noche, la del 31 de diciembre, toda la familia nos reuniremos en el castillo de Vauvenargues. En su parque está enterrado el ´tataratara´. Allí celebraremos la cena, que será muy curiosa, se lo aseguro: por ejemplo, Jean-Frederick ha comprado pasas en vez de uvas y champán de baja calidad para brindar con las últimas palabras de ´monsieur´: "Bebed en mi nombre". A partir de mañana, o del 8 de abril (a ver si me aclaro), ustedes también, todos, podrán hacerlo. ¿Y a partir de entonces, qué? ¿Saldrá nuestro antecesor ´photoshopeado´ con gafas de bucear para anunciar viajes a Cancún o en un cartel de un festival de cine? No me extrañaría. Son las cosas del dominio público, expresión antitética donde las haya. Por eso nunca entendí que el ´tataratara´ fuera comunista. Feliz 2054 a todos.
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