Los dos titulares de las encuestas sobre las elecciones europeas que salieron en la prensa de ayer son que el PP aventaja al PSOE en votos y en escaños, y que se espera una altísima abstención. El segundo me lo creo a pies juntillas. En el ecuador de esta campaña ya no es que no se hable de Europa sino que apenas se habla de política doméstica. El paro español debería ser el primer gran reto de nuestros políticos porque es el primer gran problema de los ciudadanos.

O qué hacer ante la caída en picado que está experimentado el sector industrial tras el que experimentó la construcción. O cómo anclar de nuevo el trasatlántico a la deriva del turismo antes de que se estrelle con las rocas de la crisis. Pero a los grandes partidos y los grandes líderes del país todo se les está yendo en intercambio de insultos, tú más, tú antes, tú también, y concursos de quién es más fascista, carota y gorrón. Vidas ejemplares, vamos...

Se espera una altísima abstención según las encuestas. Yo soy de las que se pirran por votar, me encanta votar por lo mucho que lo eché de menos cuando no se podía hacerlo en libertad porque vivíamos en una dictadura; y el próximo 7-J volveré a hacerlo, pero pese a Zapatero y pese a Rajoy, sumos sacerdotes de esta campaña infame que más que a ilusionar al electorado parece encaminada a disuadirle.

Europa no es el balneario decadente para viejos elefantes de la política que parece. Europa es unidad de acción contra la crisis del sistema financiero, que viene a ser como el sistema circulatorio de la sangre en el cuerpo humano: por mal que creamos estar, estamos infinitamente mejor que si el pedrisco nos hubiera pillado con la peseta en vez de con el euro. Europa es la fuerza que ha conseguido que Obama y Merkel hablen y los ministros de Industria de la UE pacten para evitar que esa fábrica de coches que da empleo a 55.000 europeos, la Opel, quiebre y los mande a todos al paro sin más, entre ellos a los casi 8.000 de la planta aragonesa de Figueruelas.

Casi toda la soberanía nacional, prácticamente toda menos la seguridad y el ejército, está de hecho ´transferida´ a la UE, y de allí vienen las leyes que arreglan nuestros problemas cotidianos o los desarreglan. Pero cuando más falta nos hacen luces largas, nos gobiernan miopes.