El etarra Iñaki de Juana Chaos ha huido. Lo sabemos ahora, aunque su pista se perdió hace un mes. Estaba en libertad bajo fianza a la espera de que la justicia británica decidiera sobre su extradición a España, desde donde se le reclama por un delito de enaltecimiento del terrorismo. El portavoz del PP, Esteban González Pons, compareció poco después de conocida la noticia: "No vamos a preguntar dónde estaban los servicios de inteligencia españoles cuando desapareció el etarra", dijo.

El problema de los juegos de palabras convertidos en no preguntas es que las posibles respuestas son tan variadas como los grados de intencionalidad que adjudiquemos a su formulación. Así preguntado, Pons pudo querer decir: no vamos a preguntar por respeto al impecable trabajo que nuestros espías están realizando contra ETA, o no vamos a preguntar para no entorpecer sus pesquisas, o no vamos a hacerlo porque si se pudiera lanzar una pregunta así y obtener una respuesta, el ámbito no sería el de los medios de comunicación sino el de la comisión de secretos oficiales del Congreso. Eso si presumimos buena intención. De lo contrario, podríamos concluir que lo que pretendía el portavoz popular era lanzar una insidia sobre la incompetencia o la pereza cómplice de nuestros servicios secretos en materia tan sensible. Y eso sería muy grave, sobre todo en un partido que, cuando no son propias, considera cualquier discrepancia ciudadana como un ataque frontal, brutal, antidemocrático y radical a las instituciones.

Ayer mismo, mientras los medios difundían la noticia del etarra huido, el portavoz socialista en el parlamento valenciano, Ángel Luna, revelaba un informe policial que demuestra que el Gobierno valenciano amañó al menos 85 contratos con nueve empresas de la trama Gürtel, vulnerando todos los mecanismos de contratación oficial para favorecerlas. No vamos a preguntar a Esteban González Pons hacia donde estaban mirando en el PP cuando los buitres propios y foráneos merodeaban y rapiñaban por sus sedes y por las instituciones en las que gobernaban. Pero estoy convencido de que si quisiera responder no necesitaría el asesoramiento.