De José Bono, una vida dedicada a la política, se decía que oía crecer la hierba. Por eso, sorprende que no haya sabido medir a tiempo el efecto letal de la ´kriptonita´ que envuelve las indagaciones periodísticas acerca de su patrimonio. Investigaciones emprendidas por la ´Gaceta´, un medio que sin acusarle directamente de haber perpetrado ilegalidad ha conseguido instalar en el aire el polen de la sospecha acerca del origen y circunstancias de algunas de sus propiedades.

Que en puertas de unas elecciones autonómicas en Castilla-La Mancha, desde la derecha mediática, centren sus baterías en la figura de un político que aunque no concurra a las comicios lo ha sido todo en la región tiene su lógica. Batir a Bono es debilitar a Barreda y facilitar el camino a Cospedal.

Bono, además, tiene enemigos específicos por sus posiciones de católico heterodoxo. Hasta aquí, todo está dentro de lo previsible. Lo que se sale de ese registro y por lo mismo llama la atención es que algunos medios muy afines a Zapatero hayan decidido comprar la misma mercancía. Digo que llama la atención porque para nadie es un secreto que una parte de la parroquia socialista, descontenta con la gestión del actual presidente del Gobierno, dirige su mirada hacía el presidente del Congreso, como posible solución de recambio y liderazgo ante una hipotética renuncia de Zapatero a encabezar la lista del PSOE en las próximas elecciones legislativas.

Quizá sea en exceso suspicaz unir cabos aparentemente sueltos, pero, como digo, resulta muy llamativo el ´fuego amigo´ que está recibiendo Pepe Bono. Por lo demás, ya se sabe que la política hace extraños compañeros de cama.