La semana pasada fui el ponente en el reputado Foro Nueva Economía en Madrid, donde hubo un público de excepción. Allí pude explicar el modelo de innovación malagueño y andaluz. Además de poner en evidencia la cultura empresarial de la empresa que lidero, Novasoft. Una empresa que comenzó hace diecisiete años en el PTA y que hoy supera los 1.000 empleados. Todo un logro.

En el turno de preguntas nuestra Magnífica Rectora de la Universidad de Málaga hizo referencia a la teoría de la Triple Hélice, cuyo autor más destacado es el profesor Henry Etzkwotiz. Este concepto teorético aporta luz al estudio de la economía de la innovación, y nos viene a decir que los actores más importantes son las empresas, gobierno y universidades. El gobierno ofreciendo un marco regulador apropiado, además de la compra pública como elemento dinamizador. Las universidades como productoras de conocimiento; y las empresas generando nuevos productos y servicios en conjunción con los equipos de investigación universitarios. En ese sentido, la rectora terminó preguntándome qué está suponiendo para Novasoft la relación directa con los grupos de investigación de la UMA, en lo concerniente al desarrollo de proyectos conjuntos; o bien a la hora de apadrinar nuevas empresas, spin-off universitarias. A lo que respondí que existe una relación «win to win» entre las partes.

El alcalde de Málaga me preguntó qué más se puede hacer para incrementar la economía de la innovación, e ir más de prisa. A lo que respondí que tenemos todo lo necesario en Málaga, y por esa razón le instaba a que dedicara todos los esfuerzos en apoyar y confiar más en las capacidades de los agentes locales de la innovación, pues son los que más comprometidos están con Málaga y su entorno socioeconómico. En definitiva poner más foco y dedicación en «lo nuestro».

Otro de los insignes oyentes de la conferencia, D. Federico Mayor Zaragoza tomó la palabra y dijo lo siguiente: «…he seguido la evolución de Málaga desde hace años y desde luego se puede decir que la Málaga de hoy se ha convertido es una semillero de empresarios…».

A su vez, aproveché la oportunidad que me brindaba esta atalaya, para así pedir a los gobiernos que apronten más recursos financieros al sistema de innovación. Por ejemplo, poner en marcha un «Plan E de la innovación» donde se destine un importante presupuesto extraordinario que riegue el sistema de innovación y a sus agentes, para así iniciar la senda del cambio en el modelo productivo. Sin embargo, para que se produzcan cambios se tiene que dar previamente un proceso disruptivo del modelo actual de relación un tanto lineal. Básicamente, más investigadores académicos transformándose en empresarios de sus propias invenciones y tecnologías. Más alianzas de empresas con los equipos de investigación universitarios, y que ambos dispongan de un marco normativo acorde a este nuevo escenario.

Grosso modo, la Triple Hélice es muy eficiente a la hora de crear valor, fomentando el crecimiento económico a través de lo que ha dado en llamarse «relaciones generativas» entre los actores del sistema. Por tanto, qué estamos esperando a la hora de financiar los inputs existentes, y como consecuencia, permitir que el proceso de producción de conocimiento comience a expeler más output de calidad y en cantidad.