Esta tarde, según lo previsto, se aprueba en el Congreso de los Diputados la nueva Ley de Puertos, por la que se regentarán las autoridades portuarias durante los próximos años «de forma estable, segura y duradera». Los puertos españoles con una nueva legislación y el Puerto de Málaga a la espera de las «reflexiones» de nuestros munícipes para que conviertan en decisiones reales un plan que está activando, en la generalidad de los ciudadanos, el agotamiento de las expectativas de una ilusión sempiterna. Colectivos profesionales y vecinales, de nuevo, ponen la voz al deseo de una mayoría para que este diseño se decante, de una vez por todas, hacia la apertura del Puerto a la ciudad. Políticos y administraciones públicas siguen haciendo «oídos sordos» ante una pretensión plural y consecuente.

Y si la problemática radica en la sordera de nuestros representantes públicos, un estudio del equipo de investigación de la UMA ha demostrado que las dificultades relacionadas con las habilidades numéricas –años de espera; mucho tiempo perdido– están provocadas por los obstáculos comunicativos y lingüísticos. Así, esta indagación asegura que «el impacto del leguaje en general sobre los niveles superiores del procesamiento numérico, como el cálculo o la resolución de problemas, está bien demostrado».

Por ello, invito a los protagonistas de esta película a que mediten de forma rápida sobre sus procesos de comunicación, sus formas lingüísticas, y lleguen a un consenso que dé salida a estos efectos numéricos de años de retraso del Plan del Puerto. Si no es así, deberán buscar emplazamiento en el nuevo Parque del Cine para un espacio titulado: Puerto de Málaga, de aquí a la eternidad.