¿Oposiciones manipuladas?

Acaba de finalizar el proceso selectivo para el Cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria en Andalucía, en el que miles de opositores y opositoras tenían depositadas unas esperanzas cimentadas sobre meses de duro y sufrido trabajo. ¿Resultado? En el último año de la ‘transitoria’ un 90% largo de las plazas se han repartido entre los interinos/as. Se ha logrado, pues, el efecto deseado: eliminar el alto porcentaje de suplentes existentes en nuestra Comunidad Autónoma, aunque se haya hecho a costa de sacrificar aquel principio que postula que a unas oposiciones se debe concurrir en igualdad de condiciones. Y es que por el mero hecho de ser interino/a, con una cierta experiencia, se ha eximido a estos/as de la realización de la segunda parte de la prueba oral -sustituida por un informe-, que en general se les ha valorado con diez puntos, lo que en la práctica supone ‘regalarles’ la fase de oposición; con la nota que ya poseen en la fase de concurso, la suerte está echada.

A aquellos/as ‘no interinos/as’ que se han matado a estudiar, obteniendo además algunas de las mejores notas de sus tribunales, solo les quedará el consuelo de esperar una suplencia improbable -la Junta no está cubriendo las bajas- y volátil, que se les escapará de las manos si no aprueban en futuras oposiciones. Esta es la ‘Andalucía imparable’ que no ceja en su empeño de desgastar un precioso capital humano del que depende el futuro de todos. Así nos va.

Diego Muñoz Bonilla

Málaga

Los ruegos del Rey Juan Carlos

Por falta de iniciativas no va a quedar, no. Aunque éstas consistan en rogarle a Santiago Apóstol que ilumine las oscuras mentes de los dirigentes políticos del país para que actúen con coherencia, solidaridad y responsabilidad. Ahí es nada. Como si esta tarea fuera fácil y/o asumible por voluntad humana o divina. Eso de que sirvan al interés general los miembros de la casta política, lo que vendría a ser su obligación, es como intentar hacerse una fotografía de carnet con el Meteosat. Imposible a la par que estúpido: teniendo tan cerca el control sobre bienes y la posibilidad de llevárselos calentitos con dos pases de magia, la aptitud moral de nuestros dirigentes se desvía, invariablemente, hacia el lado equivocado. En esto no fallan, buscan todos lo mismo, unidos por la avaricia.

Entonces, demandar que se entreguen a la causa común, «favoreciendo la cohesión y el entendimiento entre todos, atendiendo con eficacia a los problemas de nuestros ciudadanos» lo que único que provoca es vergüenza en los españoles y risas en los destinatarios del mensaje. Risas que se transforman en carcajadas cuando apela a la solidaridad entre comunidades, cuando habla de ‘la gran familia’ que es España, cuando intenta destacar «todo aquello que nos une».

Nuestro monarca parece haber lanzado un grito de auxilio, viendo lo que se nos avecina. Nunca podremos entendernos ya que siempre miraremos al vecino y querremos más que él. Estando en manos de quienes estamos, políticos enfrascados exclusivamente en luchas de poder, jamás existirá una cohesión y, mucho menos, se atenderán eficazmente los problemas. Además, esta gran familia se odia por todos los lados, no tiene nada en común y sólo está unida, y no del todo, por los éxitos deportivos.

Esperemos que lo que ha motivado estas regias palabras sea un cumplir con la tradición, y no un desesperado toque de atención a los que deben sacarnos del lío en el que nos han metido. Si sólo nos queda como argumento para escapar de ésta que el Rey de España solicite ayuda espiritual al Patrón de España, es que la cosa está aún más negra de lo que parece. Que Dios nos libre con el apóstol a caballo dirigiendo sus huestes celestiales: la llevamos clara.

Tomás Salinas García

Málaga