Aunque no esté claro que la victoria en el Mundial haya mejorado las expectativas electorales de ZP, sin duda le ha venido bien, y se la apuntó en seguida, echando a Rajoy de paso al infierno de la anti-España por no haberlo celebrado lo bastante. Así iban las cosas, con un 1-0 a favor de Zapatero en esta vidilla extracorpórea de la política, cuando llega el asunto de los toros en socorro del gallego. Rajoy se ha apuntado al agravio de los taurinos sin pensarlo, dejando el encuentro en 1-1 con tendencia a 1-2. Hay que esperar a ver qué hace ZP, aunque no lo tiene fácil, pues en su parroquia debe haber al menos tanto antitaurino como taurino, una herencia que viene de la Ilustración, de los derechos humanos proyectados al animal, y, sobre todo, de la aversión al casticismo. O acierta ZP en la figura para dar el capotazo o sufrirá una cornada, pues en política sin posturas no hay faena.