La fragilidad de la memoria individual se mitiga con la resistencia de la memoria urbana al olvido. Y es que la ciudad ni cuando olvida, olvida del todo. Su trazado subraya su identidad y las variaciones edificatorias guardan reminiscencias de su pasado original. Tiene Málaga uno de estos lugares donde la memoria urbana preserva unos usos concretos que, con su recurrencia en el tiempo, demuestran la feliz afinidad que una actividad puede tener con un lugar.

La calle Alcazabilla y la Plaza de la Merced agruparon en un palmo de ciudad los cines Andalucía, Astoria, Victoria y Albéniz, con una extraña fijación geográfica por usos teatrales y escénicos. Esta querencia se comprende desde 1950, con el descubrimiento del Teatro Romano cuya primitiva existencia marcaría la identidad más relevante del lugar, y en cuyo rescate andamos desde hace una década. Que las cosas se parezcan a lo mejor de sí mismas es lo deseable. Málaga dio aquí un buen perfil en el siglo I y empieza a mostrarlo de nuevo en el XXI, tras años de letargo, como señaló esperanzada la historiadora María Victoria Campos allá por el año 1975.

Los excines Astoria y Andalucía son ahora piezas claves en el rumbo regenerador tomado, y sin duda, el enfoque de estas intervenciones será determinante en el alcance del resultado final. El Centro Histórico hereda del lugar nuevas necesidades, y su materialización con arquitecturas del presente forman parte de ellas, en una ciudad cuya vanguardia arquitectónica, a 2011, es «poco abundante» para un deseo de significación cultural sobresaliente. Para el Astoria (el Andalucía cayó en papeleos movedizos) hay en el aire dos concursos, uno de Ideas de Arquitectura, y otro de Empresas: de rehabilitación superficial y explotación temporal del inmueble con capital allende la crisis.

La verdad, me quedo con la primera vía, o con la improbable posibilidad de que la potencia inversora considere a medio plazo el rendimiento de su intervención en Málaga, y aglutine capital suficiente para sacar adelante el concurso de ideas, un buen proyecto y un buen edificio. Y si no, mejor esperar para culminar la posibilidad de lo mejor. La significación de esta zona se lo merece. Málaga también.