Las macetas han sido las grandes protagonistas en la pequeña polémica surgida esta semana a raíz del paseo turístico de cuatro de nuestras concejalas por el Centro de la capital. Fueron varios los aspectos a mejorar citados por las turistas por un día. Pero al final la anécdota primó sobre lo demás y las macetas se llevaron los titulares. Es lo que tienen las estrategias nuevas como ésta de salir a la calle en pandilla política. La falta de costumbre puede hacer que se cometan errores como fijarse sólo en lo superficial. Y mira que la idea no era mala y tenía su lógica. Ponerse en el lugar del otro, en este caso de los turistas, siempre es una de las mejores formas de detectar sus necesidades y la manera de agradarlo.

Esto fue lo que intentaron hacer el martes Carolina España, Ana Navarro, María del Mar Martín y Gemma del Corral: pasear desde la plaza de la Marina intentando mirar con ojos de turista. Parece fácil, pero ¿cómo saber lo que mira un viajero recién desembarcado en una ciudad desconocida? Al Centro le falta color, dijeron. Pero, claro, todo depende de con qué se compare. Si uno ha pasado toda su vida en pongamos Birmingham seguro que el color que ya luce Málaga no le sabe a poco. No obstante, hay cuestiones que sí son más objetivas como la limpieza. Pero en un principio las paseantes prefirieron pasar de puntillas por el tema y sólo comentaron que estudiarían el traslado de algunos contenedores de basura. Un error clave y difícil de entender a no ser que se piense que los turistas proceden de ciudades donde la basura forma parte del paisaje urbano. Y no es que esto ocurra en el Centro de Málaga, que ha ganado mucho desde que empezaron a instalarse los contenedores soterrados. Pero es obvio que en este terreno aún queda mucho por hacer. ¿Por qué esperar entonces al día siguiente para hablar en serio de la limpieza? La recuperación del plan para soterrar el resto de contenedores del Centro y el nuevo sistema para la recogida de papel y cartón podían haber sido el anuncio estrella del paseo turístico de las concejalas y ese hubiera sido el titular y no el de las macetas.

La conclusión puede ser que no es tan fácil disfrazarse de turista siendo en realidad político. O quizá lo contrario. Tal vez nuestras concejalas se metieron tanto en el papel que asumieron ese relax que acompaña a las vacaciones y apreciaron sólo unos cuantos detalles del estado del Centro. El problema es que para los vecinos, comerciantes y hosteleros de la zona estas turistas son quienes deben dar respuesta a sus demandas y por eso no tardaron en recordarles su listado de reivindicaciones: la mejora de la limpieza, el ruido, la invasión de terrazas en las calles, la falta de zonas de descargas para viajeros, los solares descuidados. Sí, tal vez el turista no aprecie todo eso en un paseo de apenas una hora y vuelta al barco o a la playa. Pero el objetivo es que esa hora se prolongue o se repita y para eso hay que ofrecer la máxima calidad posible.

De todas formas, era su primer recorrido como turistas y seguro que el próximo les saldrá mejor. El alcalde lo ha dicho bien claro en multitud de ocasiones ya: los concejales van a estar en la calle más que en los despachos. Así que habrá nuevas ocasiones de mejorar la fórmula. Suerte.