El Ministerio de Trabajo e Inmigración ha anunciado que tiene tiene programadas para este año 5.100 inspecciones a empresas en materia de igualdad. Significa que la Inspección de Trabajo supervisará si las empresas españolas están cumpliendo lo establecido en la ley en relación a los planes de igualdad, discriminación en la relación laboral, discriminación salarial, prevención de riesgos laborales con enfoque de género, acoso sexual y por razón de sexo, discriminación en la negociación colectiva, discriminación en el acceso al empleo y derechos sobre conciliación de la vida familiar y laboral.

Mucha tela que cortar. En realidad 5.000 empresas no son tantas si tenemos en cuenta –lo he mirado en el INE– que en España hay en torno a un millón y medio de empresas con asalariados en donde la mujer está incorporada a las plantillas. Pero bien está al menos para que sirva de ejemplo y de prevención para todos aquellos empresarios enemigos de cumplir la ley, que les entre el miedo en el cuerpo y piensen que su empresa puede ser una de las inspeccionadas y que será mejor respetar por igual los intereses laborales de hombres y mujeres que enfrentarse a una sanción económica y otros problemas.

En España, la Inspección de Trabajo tiene mucho que hacer en torno a discriminación salarial, discriminación en el acceso al empleo y en otros derechos como el de la conciliación de la vida familiar y laboral, que apenas se cumple. Por ejemplo, según un estudio, España es el cuarto país de Europa donde más marcada está la diferencia salarial entre hombres y mujeres, llegando a un 34,4%. Quiere decir que mientras que un hombre gana un salario medio de 24.020 €, las mujeres cobran 17.866 €. En los últimos cinco años las diferencias de remuneración se han reducido 3,6 puntos porcentuales y continúan reduciéndose aunque aún muy lejos de la igualdad.

Aquí y en otros conceptos discriminatorios en su ejecución es donde debe entrar a saco la Inspección de Trabajo. Pero también en temas de alta gravedad como el acoso laboral o por razón de sexo. También, cómo no, en la aprobación y ejecución de los planes de igualdad que deben tener en vigor y poner en funcionamiento todas las empresas de más de 250 trabajadores de plantilla. Por tanto, mucha tela que cortar.