Las cofradías malagueñas se encuentran en un momento delicado. Las últimas elecciones celebradas han dado lugar a una serie de luchas internas que han dañado su imagen y capacidad de compromiso. Hay una progresiva pérdida del sentido de la hermandad, que se ha sustituido por una mezquina visión personalista donde destruir, calumniar y dividir están triunfando sobre el verdadero sentido cristiano que debe alentar una cofradía. No son pocos los procesos electorales que se inician con impugnaciones y acusaciones de los más variopintas, así como complicadas maniobras para intentar obtener una mayoría en las votaciones.

Adelantos electorales sin justificar, masivas altas de hermanos para cambiar el censo de forma artificial, acusaciones para sembrar la duda y una especie de obsesión por llevar todo al terreno personal ponen en duda el futuro de muchas corporaciones. ¿En qué momento se estropeó todo?

El movimiento cofrade tiene mucho que ofrecer a la ciudad. No sólo como atractivo turístico que alimenta Málaga en temporada baja, sino también sosteniendo una importante industria artesanal y con una intensa labor caritativa que muchas familias agradecen.

Sin embargo, las hermandades también deben ser un ejemplo de devoción y virtudes. Un núcleo de espiritualidad cristiana que ayude a cambiar personas para hacer una sociedad mejor. Es ahí, precisamente en la base que alimenta toda la maquinaria cofrade, donde está fallando de forma más estrepitosa. Entristece encontrarse con campañas basadas en denigrar al contrario, en candidatos que hacen de las elecciones una cuestión personal o en fomentar la división como una forma de debilitar la hermandad para satisfacer los egos personales.

Estas actitudes no tienen nombre y apellidos. Cada uno debe hacer examen de conciencia para ver en qué medida ha contribuido a la unidad de su cofradía o no. O si ha mantenido una actitud serena cuando otros han buscado crispar el ambiente. El Obispado de Málaga parece que está empezando a darse cuenta de que hay actitudes que no se pueden empezar a tolerar en las cofradías. Porque una elección en una hermandad no es lo mismo que para una institución civil. Cuando entendamos eso, daremos un paso de gigante.