La situación de crisis en la que nos encontramos ha desembocado en un recorte injustificado de derechos para las mujeres que está suponiendo un importante retroceso en los avances logrados durante los últimos años.

Ahora que celebramos el Día Internacional de las Mujeres y como presidenta de la Asociación para la Promoción de la Mujer con Discapacidad LUNA Málaga, me siento en la obligación de recordar a aquellas y aquellos representantes políticos que se encuentran embarcados en un proceso electoral clave en la historia de Andalucía, que es de vital importancia que no abandonen el camino emprendido en los últimos años por la Junta de Andalucía a favor de las mujeres con discapacidad de la comunidad y, entre ellas, de las mujeres con discapacidad malagueñas. El apoyo ofrecido por la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social a las mujeres del colectivo ha supuesto una mejora en nuestra calidad de vida sin precedentes en el resto de España. Medidas como el I Plan de Acción Integral para las Mujeres con Discapacidad de Andalucía (2008-2013) nos han puesto a la cabeza del Estado en la equiparación de derechos con el resto de las mujeres, con nuestros compañeros los hombres con discapacidad, y con el resto de la sociedad.

Las mujeres con discapacidad hemos ganado en visibilidad, hemos mejorado la imagen que la sociedad tiene de nosotras, hemos visto cómo se establecían los cauces necesarios para ejercer nuestros derechos sexuales y reproductivos y hemos visto cómo órganos como la dirección general de Personas con Discapacidad o el Instituto Andaluz de la Mujer nos tenían en cuenta como ciudadanas de pleno derecho.

Llas mujeres con discapacidad avanzamos con lo público (Elisa Florido. Presidenta de la Asociación para la Promoción de la Mujer con Discapacidad LUNA Málaga

Todos los años cuando llega este día me hago la misma pregunta: «Mujer Trabajadora», naturalmente se refieren a la asalariada, a la que trabaja fuera de casa. Yo he trabajado antes, -o sea, fui asalariada- luego dejé de hacerlo para dedicarme más de lleno a mis hijos y a mi madre, que ya era mayor y necesitaba que la cuidasen. ¿Qué pasa, que yo ya no soy mujer trabajadora?

Hay muchas mujeres que nos dejamos la piel todos los días para que todo esté a punto y en su sitio, en casa y nuestros hogares salgan adelante. El hogar bien atendido y la educación de los hijos son imprescindibles para la buena marcha de la familia y de la sociedad. Recordemos que siempre ha sido la mujer, la que en situaciones más desesperadas, la historia pasada y presente es testigo de ello, posee una capacidad única de resistir, de hacer la vida todavía posible en situaciones extremas. Por ejemplo en estos años de crisis. Hay muchas que con su trabajo callado en el hogar es el tesoro inapreciable de su familia. Con paz y sin agobios realizan sus tareas, atienden más tranquilas a su marido, tienen más tiempo para escuchar a los suyos, acompañan serenas, los hijos lan encuentran siempre disponibles y relajadas. Pero aún así, seguimos comprobando que las mujeres seguimos siendo penalizadas por ejercer nuestra libertad de trabajar para nuestros seres queridos. Se necesita, en efecto, una justa valoración del trabajo desarrollado por la mujer en la familia. Ya saben, no hay más ciego que el que no quiere ver.

Día de la mujer trabajadora. (Pilar Mariscal. Málaga)