A propósito del megacasino por el que pugnan Madrid y Barcelona yo sería partidario de que esas localidades pudieran darle al millonario Sheldon Adelson, patrocinador del candidato Gingrich, todo lo que pide (nueva legislación laboral, de nacionalidad, fiscal, sobre el tabaco, etcétera) a condición de que, previamente, se autodeterminen y pasen a ser ciudades-estado. De este modo se respetaría la libre competencia y la voluntad de la ciudadanía. Las nuevas normas sobre nacionalidad deberían permitir que el propio Gingrich se presentara a Gobernador del enclave, con posibilidades ciertas de ganar en Madrid, dada la evolución del pensamiento político en la Capital, y quien sabe si también en Barna, si parla catalá, al menos en familia. Para mantenerlas dentro de la Corona podría nombrarse Virrey a un yerno. Estas cosas o se hacen en serio, y con arreglo a la ley, o no se hacen.