«Has visto cómo pierde su alegría, una fuente ya vacía, cuando el agua la dejó… Es la cosa más triste de este mundo. Así me siento yo, por ti, sólo por ti». La canción, de Armando Manzanero, creo, que cantaba también Machín, se llama Balada del ciego y es muy triste. Hoy no abre esta página la huelga general convocada por los sindicatos UGT y CCOO para el 29 de marzo, ni el inicio de la campaña electoral, ni la comparecencia ante la juez del que fue director general de Empleo de la Junta durante nueve años por el caso de los ERE, ni el cambio en el colorante 4-MEI en la fórmula de la Coca y la Pepsi al que ha obligado el estado de California por incluirlo en la lista de aditivos cancerígenos, sino algo mucho más triste y de aquí…

FOSA COMÚN

Es duro ponerse en la piel de unos padres que piden ayuda para su hijo enfermo, situación que no admite ironía alguna. Pero es tristísimo que unos padres, que ni siquiera tienen ya la dramática esperanza de tener esperanza porque su hijo ya no existe, tengan que pedir para mantener los restos de su hija fallecida en el nicho donde al menos pueden llevarle flores a lo que una vez fue. Cuando lo leí ayer en La Opinión me pareció que la tristeza inundaba el periódico. Lo contaba Ignacio A. Castillo y aún me impacta repasar la noticia. África murió cuando tenía cinco años. Su familia vive con esa pérdida irreparable. Estos días sus padres acababan de recibir una carta de Parcemasa advirtiendo del fin del contrato por cinco años del nicho donde está enterrada. Tienen hasta mayo para abonar 1.300 euros que no tienen, si quieren evitar que trasladen sus restos a una fosa común.

Socorros

No son cosas necesariamente de la crisis. El sistema económico siempre ha asumido las desigualdades como inevitables. Por eso son fundamentales, para no alimentar sociedades despiadadas propias de otras latitudes, proteger sin fisuras y gestionar bien los sistemas universales de Salud públicos o de Educación obligatoria o de protección social, entre otras conquistas que debemos considerar irrenunciables. Pero también debieran estar establecidos socorros para casos como éste, y no sólo la solidaridad de los iguales, normalmente mucho más solidarios que los que atesoran los grandes capitales que nos mantienen enganchados con nuestras deudas de consumo a la rueda del que nos venden y hemos comprado como único sistema económico factible, y más tras el fiasco del aterrador socialismo real chino, soviético o norcoreano, o del triste fracaso cubano.

352 EUROS

Vecinos y amigos de esta pareja malagueña han respondido con sus humildes posibles para echar una mano, aunque aún faltaban anteayer 352 euros para cubrir el coste. Los perfiles económicos de estos padres responden a lo ocurrido en estos años de burbuja inmobiliaria. Antonio Rodríguez trabajaba en la obra de encofrador. Ha perdido hasta el subsidio. África Ávila es limpiadora, también en paro, y está a cargo de cuatro niños de entre doce y un año de edad. Viven en una VPO donde sólo entran 580 euros al mes, así que no tienen ni los 1.300 euros para la cesión del nicho por 50 años, ni los 702 euros que cuesta exhumar los restos de su hija e incinerarlos. Cómo debe doler algo así, tan intangible, sin embargo… Escribiendo estas líneas se me vino a la cabeza que para casos así las cofradías podrían intervenir. De hecho muchas nacieron hace siglos en la atención funeraria a los indigentes. Me sonó el móvil y una compañera me dijo que la cofradía de El Calvario se ha hecho cargo del problema de esta familia, como hoy refleja el periódico. Algo es mucho en este caso…

ASESINATO

También la tristeza inundó la garganta de una amiga letrada cuando me hablaba del compañero muerto encontrado dentro de su coche, el abogado Salvador Andrés Reina. Le mataron por unos escasos 1.200 euros, una cantidad similar a los que vale mantener tus restos en un nicho durante unas décadas. El presunto asesino, un tal Rudolph Bertz, habría trasladado el cuerpo sin vida desde Marbella y lo abandonó en el propio coche del abogado cerca de la estación de autobuses de Málaga, según explicó el subdelegado del Gobierno, Jorge Hernández Mollar. El Colegio de Abogados ha comunicado que Salvador Andrés Reina «ha sido asesinado cumpliendo con sus obligaciones, atendiendo en su despacho a un desconocido que resultó no ser un cliente, sino un ladrón y un asesino». Ojalá que estas cosas en Málaga nos sigan produciendo una enorme tristeza y rabia, y jamás nos acostumbremos a que pasen. Pésame a los suyos y a la gente buena de la profesión.

ÁNGELES

La tristeza se mitiga con afecto, esperanza y, al fin, con alegría. La visita de Anne, viuda de Vicente Ferrer, ese ángel fieramente humano que dejó el sacerdocio para casarse con ella, entre otras razones, para transformar juntos un infierno en un mundo mejor y posible para los intocables que lo habitaban como ratas, en la India, nos ha regalado con su serena presencia la esperanza. Y otro ángel, el malagueño Jesús Reina, joven maestro del violín más antiguo, que convirtió el escenario del Echegaray en el Metropolitan neoyorquino con su excelencia, me ha regalado el afecto y la alegría. Así que ahora A Vivir… Porque hoy es sábado.