Tiene muchas cosas buenas que la campaña electoral esté ya bastante avanzada. Una de ellas es que dejamos de oír y leer eso tan horrible de «pistoletazo de salida». Lo malo es que enseguida que dejas de ver semejante y feo topicazo te tropiezas con el de «ecuador». Ecuador de campaña. El primero que lo dijo fue un genio. Los que lo repetimos somos loros. Loros del Ecuador tal vez, que son de un verde cautivante. Ahora hay que prepararse para lo de recta final, enfilar, si bien no hay un tópico tan tópico para definir las postrimerías de una campaña. Lo de «las espadas en alto» es para un poco antes, tal vez para los cuatro o cinco primeros días. Para luego, no. Más que nada porque debe ser muy cansado mantener las espadas tanto tiempo sin bajar, menudo dolor de brazos.

Lo de jornada de reflexión también es un tópico, pero de otro nivel, ya que no hay otra manera de llamarla. Tal vez sábado preelectoral, pero suena como a religión o a trofeo deportivo bianual, no sé. Bueno, podemos llamarla chorrada, dado que el pueblo está maduro y no necesita un día de silencio para reflexionar. Si acaso por el mero lujo del silencio político, inexistente, sí. Pero no porque como antaño se piense que si alguien dice o publica algo vaya a influir decisivamente en nada. Además está prohibido publicar sondeos, como en los días últimos de campaña. Otra chorrada. Está la cosa, dirán las empresas de sondeos, como para prohibirnos trabajar. Máxime teniendo en cuenta que a partir de ahora se abre un horizonte de tiempo despejado en cuanto a elecciones. Por tanto, sin sondeos. Tras las autonómicas se habrá completado un ciclo que comenzó con las municipales del año pasado y siguió con las generales. No hay más a la vista. No se pueden publicar sondeos ni en teoría dar información electoral ni pedir el voto pero sin embargo la gente la pía en Twitter sin problema.

En teoría, una jornada de reflexión sería una jornada de tuits caídos o perezosos, de escasa actividad. Verán como no. Antes se iba la gente a Francia a ver pelis en las que salían tetas. Luego se iban a Londres para abortar. Ahora se van a periódicos alemanes para ver sondeos sobre España.

No sabemos si las espadas siguen en alto, pero sí que el PSOE insiste en el mensaje de que están recortando la ventaja que les lleva el PP y éste procura alternar la campaña constructiva con la que se basa en esconder los recortes necesarios. Los socialistas advierten de que el copago en Cataluña, aprobado por CiU con la complicidad del PP, un euro por receta, es el que vendrá también aquí. Arenas dice igualmente que si gobierna habrá de recortar mil millones. No sabemos si esto es al final un plebiscito sobre la forma de organizar la autonomía o una elección política. Un referéndum sobre el estado del bienestar. La última votación en Europa sobre la vigencia o no de la socialdemocracia. Lo siguiente, las elecciones francesas en las que a Hollande no parece irle mal en los pronósticos es ya el comienzo de otra era política. El comienzo de una nueva partida en la que los conservadores ganan todo a nada. A la hora de escribir estas líneas sabemos que al publicarse las mismas en domingo coincidirán con la aparición de sondeos diversos. No sabemos los resultados pero a veces basta con conocer al cocinero para saber cómo va a quedar la tortilla.

Esos sondeos pueden minar la tropa de los socialistas o espolearlos. Con independencia de ello es seguro que se les está haciendo demasiado larga. A ellos, al Partido Popular y a nosotros. Es como una novela de la que ya hemos catado el subyugante comienzo y estamos deseando llegar al final. Nos sobra nudo. Y no precisamente el que se nos hace en la garganta esta campaña, porque no apelan a la emotividad ni a los valores. O tal vez estamos insensibles. Nos han dejado sordos con tanto pistoletazo de salida.